La presidente interina de Bolivia, Jeanine Áñez, denunció que el régimen cubano se quedaba con el 80% de los pagos que Bolivia realizaba por el trabajo de los médicos en el país. “El programa firmado con Cuba incluía el trabajo de médicos, comunicadores y técnicos, según declaraciones oficiales. Ahora nos revela que menos de un tercio eran profesionales de la salud”, comenzó su discurso en el Palacio de Gobierno.
Y siguió: “Tenían un salario de 1.040 dólares, un viático de 68 bolivianos por día, y gastos de transporte aéreo pagados por el Estado, haciendo un total de unos 9.000 bolivianos por cada uno de ellos. Pero solamente el 20% de ese monto llegaba a la brigada cubana. El resto del dinero, es decir, el 80%, era desviado para financiar el castrocomunismo, que tiene sometido y esclavizado a su pueblo”.
Luego expresó que en ese tiempo, el Gobierno boliviano abonó a la Embajada de Cuba 147 millones de dólares. “Con ese dinero pudimos haber practicado 7.355 trasplantes renales en todo el país, lo que hubiera representado la mitad de los pacientes renales de Bolivia”, se lamentó.
“Que quede claro a todos los bolivianos. No me tiembla ni me templará la mano en proteger los recursos de aquellos que buscan usarlos para su enriquecimiento personal e ilegal o para promover sus agendas políticas. Esos tiempos ya pasaron”, concluyó.
La mandataria transitoria pronunció un duro discurso contra Evo Morales con motivo del Día del Estado Plurinacional de Bolivia, una festividad que él instituyó en recuerdo de la fecha en que asumió el poder el 22 de enero de 2006.
La comparación con Venezuela
“Si hemos podido liberarnos de un destino como el de Venezuela, podemos estar seguros de que la paz, la libertad y la democracia han llegado para quedarse”, aseveró Áñez.
La presidenta interina calificó como la “crisis más grave” en la reciente histórica democrática del país lo vivido entre octubre y noviembre del año pasado.
Las elecciones de octubre, en las que Morales fue declarado ganador para un cuarto mandato consecutivo, desembocaron en una grave crisis política y social entre denuncias de fraude electoral a su favor, hasta que en noviembre renunció denunciando que era víctima de un golpe para sacarlo por la fuerza del poder.
La violencia en esos meses dejó al menos 35 muertos y más de 800 heridos, según la Defensoría del Pueblo de Bolivia.
Áñez aseguró haber conseguido pacificar el país tras asumir el poder dos días después de que Morales anunció su renuncia.
La mandataria transitoria defendió el carácter “democrático” de su mandato hasta un nuevo Gobierno tras las nuevas elecciones del próximo 3 de mayo avalado por el Tribunal Constitucional, frente a quienes la acusan de usurpar el poder porque Morales tenía mandato en vigor hasta este 22 de enero.
“Soy una mujer de ley, abogada”, sentenció en un momento de su discurso, pronunciado ante la mayoría de sus ministros y una serie de invitados.
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