Una derrota tan dolorosa que pocos lo asimilan a la camiseta del Barcelona. Una caída tan dura como las que muchos relacionan con su identidad con la Selección argentina: es, sin dudas, la caída más dura de la historia de Messi con el equipo catalán. No hubo, pese a las eliminaciones con Chelsea o Bayern, pese a la terrible relajación ante Roma, nada más duro que la humillación por 4 a 0 ante Liverpool, en la vuelta de las semifinales de la Champions League.
Lo doloroso llega probablemente por la brillante actuación en la ida, en donde marcó dos golazos para un 3 a 0 que parecía imposible de remontar. Pero, en la vuelta, todo salió mal: Messi hizo un partido flojo. De hecho, en la primera parte contó con varias situaciones como para liquidar la historia, especialmente una en la que Jordi Alba lo dejó solo abajo del área, pero no pudo engañar con un drible.
La caída en esta Champions League 2018-19 representa el dolor más grande de Messi en Barcelona. Porque el equipo estaba en un momento altísimo. Porque Messi parecía invencible. Porque la final del Madrid parecía en el bolsillo. Porque la imagen de Messi mirando al piso, impotente, hizo recordar a aquellas malas jornadas con la Selección argentina.
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