El Real Madrid podrá defender el título de campeón de Europa después de superar la eliminatoria frente al Atlético de Madrid. Los rojiblancos, en un partidazo, derrotaron al vecino por 2-1, ventaja insuficiente para compensar el resultado de la ida. En un partidazo, el Atlético dio todo lo que tenía pero no le dio para coronar el Everest.
‘Orgullosos de no ser como vosotros’ rezaba en una pancarta-mosaico en la tribuna de preferencia del Vicente Calderón. La grada rojiblanca apelaba al orgullo para poner en apuros a un Real Madrid que llegaba con una renta de tres goles.
Dicho y hecho. El Atlético de Madrid entró al campo desmelenado. Enseñando el taco, el hombre y el hambre de unos jugadores que aspiraban a poner en duda a todos aquellos que llevaban tiempo dando como finalista al vecino.
El Madrid se vio sorprendido y a los doce minutos ya iba perdiendo. El tanto activo definitivamente el sueño de la remontada. Siguió el Atlético presionando en el campo contrario, sin dejar pensar al rival y cuatro minutos más tarde Griezmann hizo el segundo después de un penalti de Varane sobre Fernando Torres. Enloqueció el Calderón. El Atlético se ponía a un gol de igualar la eliminatoria y entonces el Cholo cambió las órdenes.
El entrenador replegó a su equipo para protegerse de un gol rival que estropease el resultado cosechado. La decisión fue contraproducente. Quizás el Atlético no habría aguantado ese ritmo 90 minutos, pero se echó para atrás, como en la ida, y el Madrid comenzó a respirar. A mover el balón de un lado a otro esquivando el taco del Atlético. El juego se ensució bastante y el colegiado repartió tarjetas a diestro y siniestro con el fin de evitar males mayores.
En la recta final del primer tiempo, el Madrid era el dueño del partido porque así lo decidió Simeone y lo pagó caro. En un saque de banda, Benzema fabricó una jugada de las denominadas imposibles en el mismo banderín del córner. Se fue de tres rivales en un alarde de técnica y dejó un balón franco a Kroos, cuyo disparo salvó con un paradón Oblak. El rechace la cayó a Isco, que solo tuvo que empujar el balón a puerta vacía a tres minutos del descanso.
La racanería castigó al Atlético y volvió a empinar el camino. Tras el receso no hubo cambio en el decorado. El Real Madrid siguió controlando el desarrollo del juego mientras que el Atlético fue consumiendo la poca batería que le quedaba después del mazazo de Isco. Tuvo un par de ocasiones para volver a meterse en la eliminatoria pero no había modo alguno.
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