Masayuki Shintaku Tumor Uno de cada 5 tumores ováricos contiene pelo, grasa, hueso, dientes y tejidos extraños. 1
Una joven de 16 años en Japón fue sometida a una operación de apendicitis de urgencia.
Y, cuando los cirujanos comenzaron a operar, se llevaron una gran sorpresa: además del apéndice inflamado, encontraron un tumor en el ovario de la joven que contenía un cerebro en miniatura.
El tumor, de 10 cm de ancho, estaba compuesto por una masa de pelo enredado y una estructura en forma de cerebro de 3 cm de ancho cubierta por una placa de hueso del cráneo.
Un análisis minucioso reveló que se trataba de una versión reducida de un cerebelo, la región del cerebro que se ocupa del movimiento y que se sitúa generalmente debajo de los dos hemisferios cerebrales.
Sin síntomas
Esta clase de tumores que contienen pelo, grasa, músculo, hueso, cartílago y en algunos casos dientes se denominan teratomas (del griego "teras", que significa monstruo).
Son comunes en los ovarios, se calcula que uno de cada cinco tumores ováricos son teratomas.
Thinkstock Quirófano La joven había ingresado al quirófano por una apendicitis. 1
Sin embargo, lo que resultó extraño en el caso de esta paciente es que las células cerebrales que suelen encontrarse en estos tumores nunca están organizadas en una estructura cerebral, como se pudo ver en este tumor, señaló Masayuki Shintaku, especialista del Centro Médico para Adultos Shiga en Japón que estudió el ejemplar.
Según explica la revista New Scientist, la joven no manifestó síntomas que indicaran la presencia del tumor, que fue extirpado sin complicaciones. Su recuperación también fue normal.
No obstante, se sabe de otros casos en que mujeres con teratomas ováricos reportaron síntomas neurológicos como confusión, agitación, pensamientos paranoicos y pérdida de memoria, que se aliviaron una vez extirpado el tumor.
Otro caso en Japón
La causa de estos tumores se desconoce, pero se sabe que son el resultado de células que debían convertirse en óvulos y continúan desarrollándose, como si tratasen de transformarse en un feto sin haber sido fertilizadas.
Curiosamente, no es la primera vez en la historia reciente que cirujanos japoneses encuentran un teratoma en un estado de formación avanzada.
En 2003 le extirparon un tumor a una joven virgen de 25 años que tenía órganos, cabeza, cuerpo, extremidades, glándula tiroidea e, incluso, un pene diminuto.
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