El año 2020 inició con las noticias sobre un nuevo virus que afectaba a algunas personas en China, específicamente en la provincia de Wuhan. Poco a poco los casos crecieron y comenzaron a difundirse las noticias sobre el supuesto origen de la enfermedad: el consumo de murciélagos, serpientes o un animal en peligro de extinción llamado pangolín.
Hoy tenemos más de 85,000 personas contagiadas y casi 3,000 muertos en el mundo por el nuevo coronavirus COVID-19, pero aún no está claro cómo surgió la enfermedad. Algunos expertos sugieren que el fatal coronavirus en realidad escapó de un laboratorio en China.
Steven W. Mosher, presidente del Instituto de Investigación de Población en EEUU y defensor de los derechos humanos en China, sostiene que esta nueva enfermedad que mantiene al mundo en vilo se originó en las instalaciones del Laboratorio Nacional de Bioseguridad, que forma parte del Instituto de Virología chino, ubicado, ni más ni menos, que en la provincia de Wuhan
En un artículo publicado por The New York Post, Mosher asegura que días antes del inicio de la epidemia, las autoridades chinas publicaron documentos de seguridad con el fin de fortalecer las medidas de manipulación de virus avanzados en los laboratorios de microbiología de ese país. Y el único laboratorio de microbiología a cargo de virus avanzados es el que se encuentra en Wuhan, donde también se realizan investigaciones de armas biológicas.
El experto señala que el principal experto en guerras biológicas del Ejército Popular de Liberación, el general Chen Wei, fue enviado a Wuhan a finales de enero para tratar de contener el brote que habría escapado del laboratorio.
Mosher asegura que, en lugar de cremarlos, algunos investigadores chinos venden sus animales de laboratorio, los mismos que ya utilizaron para sus experimentos, a los vendedores ambulantes para ganar unos dólares adicionales. La gravedad de este hecho implicaría que los animales de laboratorio, como ratas y monos, donde se inoculan virus peligrosos y desconocidos para los experimentos biológicos que realiza China, terminan al alcance de la población e, incluso, en sus estómagos.
El también autor del libro Bully of Asia: Why China ‘Dream’ Is the New Threat to World Order, piensa que el COVID-19 escapó del laboratorio de Wuhan a través de un trabajador infectado o mediante uno de estos animales de laboratorio.
“China ha desatado una plaga en su propio pueblo. Es demasiado pronto para decir cuántos en China y otros países morirán por las fallas de los laboratorios de microbiología estatales de su país, pero el costo humano será alto”, afirma Mosher.
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