La agencia oficial norcoreana KCNA se refirió hoy al histórico encuentro que protagonizó el líder de ese país, Kim Jong Un, y el presidente surcoreano, Moon Jae In, y reconoció que en el comunicado final las dos naciones se comprometían a "conseguir una Península libre de armas nucleares por medio de la desnuclearización", una inusual admisión en un país donde su arsenal atómico casi ha adquirido el rango de dogma religioso inamovible.
"Compartiendo la idea de que las medidas tomadas por el Norte y el Sur son muy significativas para la desnuclearización de la Península, (las dos partes) han acordado cumplir con sus respectivas responsabilidades en el futuro", informó el mismo medio de comunicación.
En su habitual estilo, la agencia aseguró que el encuentro "fue una realización del amor ardiente del líder supremo por la nación y su voluntad inquebrantable de autosuficiencia", a la par que "un logro inmortal que quedará grabado con brillo en la historia de la unificación de la nación coreana".
Tanto KCNA como el principal diario norcoreano, Rodong Sinmun, otorgaron una relevante cobertura a la entrevista de los dos mandatario, alejándose de las prácticas locales, que suelen informar de la actualidad con días o semanas de retraso, y a veces simplemente la ignoran.
La mera alusión a una hipotética desnuclearización constituye una terminología totalmente singular en Corea del Norte y según la página NK News es la "referencia más explícita" que se realiza a este asunto en el aparato de propaganda local desde que Pyongyang abandonó las llamadas Discusiones a Seis en 2009.
Por otra parte, la historia recuerda que esta no es la primera vez en la que Pyongyang se compromete a promover estas medidas. Basta con recuperar la declaración que firmaron las dos coreas el 20 de enero de 1992 que en su primer punto establecía que "el Sur y el Norte no deben probar, fabricar, producir, recibir, poseer, almacenar, desplegar o utilizar armas nucleares" ni poseer instalaciones de procesamiento de uranio enriquecido.
Un acuerdo al que siguieron muchos otros (1994, 2005, 2007) en los que Pyongyang también asumía la desnuclearización pero siempre bajo su particular interpretación de ese concepto, y que siempre terminaron sin ser efectivos entre recriminaciones mutuas.
Compilación de pasados acuerdos
Como explicó a la agencia Reuters el experto Evans Rever, de Albright Stonebridge Group, "la cumbre ha sido un éxito desde la perspectiva de la óptica, esplendor y preparación. Pero la sustancia de lo que se ha discutido es una historia muy diferente. La declaración conjunta es en gran medida una compilación de pasados acuerdos bilaterales entre Seúl y Pyongyang. Prácticamente todos terminaron en fracaso".
Una tesis que también comparte Christopher Green, especialista en Corea del Grupo de Crisis Internacional, que enfatiza que el pacto en torno a la desnuclearización significa cosas muy distintas para Pyongyang y Washington.
"Estados Unidos busca una desnuclearización unilateral de Corea del Norte, mientras que este país considera que eso sólo pasaría si (al mismo tiempo) se produce la eliminación del 'paraguas nuclear' de los EEUU. La Declaración de Panmunjom finaliza con un lenguaje positivo pero no contiene ninguna sustancia. No menciona misiles en absoluto. Aún hay mucho por hacer".
El propio Trump y su vicepresidente Mike Pence, ya han puntualizado que acogen toda esta euforia con ciertas reticencias y que no modificarán su política acoso al régimen norcoreano.
"Todas las conversaciones, promesas y garantías de Corea del Norte se recibirán con reservas, vigilancia y verificación", señaló Pence, mientras que el presidente aseguraba que no "repetiremos los errores de las administraciones pasadas. La máxima presión continuará hasta que se produzca la desnuclearización".
El inquilino de la Casa Blanca dijo asimismo que no cree que Kim Jong esté "jugando" a engañar a sus interlocutores. "Nunca ha ido tan lejos. Este entusiasmo que muestra para conseguir un acuerdo. Esperamos conseguir ese pacto", manifestó en una rueda de prensa en Washington.
Los medios surcoreanos han acogido con un notable entusiasmo el encuentro y muchos analistas locales han incidido que el propósito real de esta cita no era fijar los detalles de un proceso de negociación largo y complejo -algo que tienen que coordinar con la administración estadounidense- sino establecer una dinámica de diálogo que aleje la Península de la escalada de tensión desaforada que sufrió el año pasado.
Quizás por eso la Declaración de Panmunjom si es prolija en medidas y fechas específicas para implementar acciones dirigidas a tal fin, como la reunión de familias separadas que se ha fijado para el día 15 de agosto.
"Vamos a dejarnos engañar"
La decisión de crear una oficina de enlace en la ciudad norteña de Kaesong fue acogida con alborozo por los empresarios surcoreanos de las 123 firmas de este país que operaban en la zona industrial común que se creó en esa población en 2004 y que fue clausurada en 2016.
"Espero que la cumbre nos lleve a la reapertura del complejo industrial de Kaesong", argumentó Shin Han-Yong, presidente del grupo de propietarios de estas firmas que han sufrido cientos de millones de euros de pérdidas tras el cierre del enclave donde se beneficiaban del trabajo de miles de empleados norcoreanos.
Las dos coreas decidieron asimismo participar de forma conjunta en competiciones deportivas internacionales empezando por los Juegos Asiáticos que se celebrarán en Indonesia a partir del 18 de agosto.
La oficina presidencial de Corea del Sur aclaró que la colaboración en asuntos culturales es donde se puede producir un progreso más rápido y citó 6 ejemplos concretos: la publicación de un diccionario unificado, la excavación de restos arqueológicos en el área de Kaesong, la organización de eventos destinados a promover la unificación del lenguaje coreano, muestras culturales comunes, e intercambios entre medios de comunicación y grupos religiosos.
"Las sanciones siguen vigentes, pero los proyectos (culturales) que fueron suspendidos en el pasado pueden reanudarse de forma inmediata si acepta el Norte", precisó un portavoz surcoreano a Yonhap aludiendo a las dificultades que puede enfrentar la asistencia económica surcoreana a su vecino, ya que casos como la reapertura de Kaesong podrían infringir las medidas de aislamiento contra Corea del Norte adoptadas por Naciones Unidas.
"No estamos tratando de impulsar los asuntos económicos. Sólo hemos compartido nuestras prioridades a la espera de lo que ocurra en el proceso de desnuclearización y en las conversaciones entre Pyongyang y Washington", añadió por su parte otro portavoz de la oficina presidencial.
Algunas de estas promesas también estaban incluidas en el acuerdo que firmaron las dos naciones en 2007. Como ahora, ese documento contemplaba continuar con el diálogo entre las dos coreas, concluir con las hostilidades militares, conectar los dos países por carretera y vía férrea, y expandir los proyectos económicos comunes.
El deterioro de las relaciones bilaterales que se agudizó a partir de 2008 acabó relegando poco a poco todos estos objetivos.
Atrapados entre la incertidumbre que generan las experiencias pasadas y la obvia ilusión que han propiciado las idílicas imágenes que se pudieron apreciar ayer en Panmunjom, la aproximación actual de muchos coreanos hacia este nuevo proceso podría resumirse en el texto que publicaba hoy el director de Korea Expose, que recordaba el primer mensaje que recibió de su madre a través de Kakao, el equivalente a Whatsapp, nada más concluir la cumbre: "Cuando Kim Dae-jung se encontró con Kim Jong In en 2000, cuando Roh Moo-hyun se encontró con Kim Jong Il en 2007, todo el país se emocionó también en aquellos momento. Nos dicen que no nos dejemos engañar por tercera vez, pero vamos a dejarnos engañar.. (risas). El anhelo es demasiado grande".
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