La reconversión monetaria venezolana, anunciada esta semana por el Gobierno de Nicolás Maduro, ha sido recibida con mucho escepticismo por analistas financieros locales. El anundio se ha dado en medio de un grave cuadro hiperinflacionario y recesivo, y una escasez que está causando estragos en la población.
La cirugía propone la reducción de tres ceros al valor del bolívar y la emisión de un nuevo cono monetario en un momento en que es más que comprobable la escasez de papel moneda en las calles. Maduro ha presentado la medida como un recurso para "estabilizar económicamente al país", y protegerlo "de los ataques a la moneda, orquestados por sectores imperialistas".
Analistas consultados opinan que, en los actuales términos, es imposible que una medida como esta pueda surtir por sí sola el efecto sanador que promete el gabinete de Maduro. Peor aún: el cálculo técnico elaborado para instrumentarla, de acuerdo a lo que sostienen economistas como Alejandro Grisanti, director de la firma Ecoanalítica, ha sido adelantado de forma improvisada, sin tomar en cuenta el crecimiento de los precios, y será casi imposible abordarla de forma integral en un plazo tan breve como el próximo 4 de Junio.
Los nuevos billetes presentados, de 20, 50, 100 y 200 bolívares, entrarían a sustituir a los vigentes, que técnicamente no existen en las calles, de 20 mil, 50 mil, 100 mil y 200 mil bolívares. Maduro ya ha anunciado antes dos nuevas emisiones papel moneda, una vez que la inflación terminara devorándose su valor. Estos procesos, que han generado confusiones y desórdenes en las calles, se han adelantado de forma muy precaria e insuficiente.
Grisanti opina que la escasez de papel moneda en Venezuela, guarda relación, también, con la lentitud del aparato estatal para presentar respuestas oportunas en un marco en el cual los precios están fuera de control. "El gobierno camina detrás del aumento de los precios. Esta es una operación cosmética, que no está bien fundamentada, y la inflación van a volver obsoletos estos billetes a la vuelta de pocos meses".
"Presentar una reconversión en un ambiente tan inestable, con tasas inflacionarias del 80 por ciento mensual, es un absurdo", afirma Tamara Herrera, directora de la firma Síntesis Financiera, quién no duda en afirmar que el entorno existente creado por Maduro es "completamente esquizofrénico y propiciador del caos."
Herrera considera muy probable que el gabinete de Maduro haya decidido aceptar los desequilibrios existentes en materia de escasez de billetes, creados por su propio proceder, y que este contexto, en lugar de resolver el problema inflacionario en términos monetarios, intentará producir una situación intermedia en la cual el ahora llamado "Bolívar Soberano" pueda convivir con criptomonedas como el Petro, y monedas comunales que parece estar estimulando en ciertos sectores populares, con el presumible objetivo de romper los mandatos "capitalistas" sobre la economía.
Leonardo Vera, profesor titular de la Universidad Central de Venezuela, piensa que el gobierno se ha visto forzado a comprimirle ceros al valor del bolívar en virtud de que "los sistemas contables del país no aceptan más dígitos, y eso complica mucho operaciones fundamentales de la economía. Los comerciantes han estado muy preocupados por esa circunstancia, que también perjudica al estado "
Herrera, afirma que "aquí se abandonó por completo el rol protagónico, la responsabilidad intransferible que tiene el Banco Central de Venezuela para proveer al país de papel moneda", en un contexto en el cual la institución ha ido perdiendo a sus cuadros técnicos calificados, que han ido emigrando del país, para ser sustituidos por operadores ideologizados y sin discurso económico.
La digitalización, una salida discutible
Sin papel suficiente, incluso para confeccionar chequeras, la solución de Maduro ha consistido en extender entre la población la alternativa de la digitalización de todas las operaciones económicas posibles, una solución que para Herrera sigue siendo completamente discutible: "las plataformas tecnológicas disponibles se están quedando rezagadas y el ancho de banda en Venezuela en los años del chavismo es uno de los más lentos de América Latina"
Para Vera es muy significativo que, como punto de partida, el gobierno de Maduro no tenga un discurso y un diagnóstico público en torno a la inflación como una dolencia que trastorna la vida de los ciudadanos y un mal que es necesario conjurar de inmediato. La sola palabra "inflación" no es empleada nunca por ningún ministro o funcionario chavista.
Una reconversión, explica Vera, es un proceso que se toma un tiempo, que se cumple por etapas en un proceso en el cual los viejos billetes coexisten temporalmente con los que van ingresando a las calles. "Una medida como esta tiene que venir acompañada de un programa antiinflacionario: reorganizar el mercado cambiario; un programa de rescate económico, con ayuda internacional; retomar la disciplina fiscal, poniendo orden urgente en Petróleos de Venezuela, y atacar la caída productiva del país"
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