Nadie sabe exactamente qué es lo que está pasando dentro de la central nuclear de Fukushima, pero el hecho de que ningún robot sea capaz de sobrevivir a la radiación que hay ahora mismo dentro del reactor número dos representa una buena muestra de la gravedad de la situación. Ya han caído por lo menos tres robots en los sucesivos intentos de entrar en el reactor.
Toda la cuestión tiene su raíz en la reciente aparición de un agujero de dos metros de diámetro dentro del reactor número dos de la central de Fukushima. TEPCO (Tokyo Electric Power Co), la empresa que está gestionando la limpieza tras el desastre de Fukushima, está tratando por todos los medios de acceder hasta el interior de este reactor para conocer los niveles exactos de radiación que ha generado la fuga de combustible que ha aparecido en su interior. El problema es que la radiación está acabando con todos los robots que se acercan a la zona.
Empresas de la talla de Toshiba o Hitachi han desarrollado en los últimos meses robots que en teoría deberían estar preparados para soportar los niveles de radiación que hay en el interior de la central de Fukushima. El problema reside en que los robots han sido diseñados para soportar niveles de hasta 73 sieverts por hora, mientras que los cálculos más pesimistas señalan que la radiación en el interior del reactor número dos supera los 500 sieverts por hora.
Todas las alarmas saltaron en el momento en que se detectó un agujero de dos metros en la central de Fukushima
La empresa que está gestionando la limpieza de Fukushima ya ha admitido que va a ser necesaria mucha más "imaginación" a la hora de diseñar los robots que deben entrar en el interior del reactor para estudiar la fuga de combustible. Antes de empezar con la limpieza, las autoridades necesitan conocer la situación exacta que se está viviendo ahora mismo dentro del reactor. Enviar a una persona es simplemente impensable: con estos niveles de radiación, un ser humano moriría en cuestión de minutos.
Estos robots no solamente se enfrentan al problema de la radiación, sino que también deben ser capaces de pasar por encima de los obstáculos que hay en el interior del reactor desde que allá por el año 2011 un terremoto asolara la zona. De hecho, uno de los últimos intentos de enviar un robot al reactor ha fallado precisamente por culpa de unos obstáculos que aparentemente estaban formados por una mezcla de combustible y restos de la estructura de la central.
Pese a los retos que se están encontrando, desde TEPCO aseguran que siguen determinados a empezar los trabajos de limpieza en el año 2021. Está previsto que la limpieza de la central lleve más de cuarenta años, con un coste de miles de millones de dólares.
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