Es cierto que la dieta y el ejercicio son fundamentales, pero el empleo que tengamos puede ser otro factor que influya en el sobrepeso. Un estudio realizado por la consultora laboral Career Builder relacionó el aumento de peso con el tipo de trabajo que realiza cada persona. Encuestaron a 3.700 ciudadanos europeos y obtuvieron un resultado llamativo en cuanto a la cantidad que asegura haber elevado sus kilos desde que obtuvo su último trabajo.
De acuerdo a lo informado por el sitio Infobae.com, los consultados afirman haber buscado soluciones consultando a profesionales o bien por cuenta propia, aunque la base del problema está en las conductas alimentarias.
Estar sentados detrás del escritorio y a comer para paliar situaciones de estrés, o bien hacerlo fuera de hora y sin regularidad son algunas de las causas que la mayoría de los encuestados atribuyen a sus problemas de kilos. Otro de los motivos mencionado en el estudio es el catering que se consume en algunas oficinas.
Luego de realizado el análisis, la conclusión al que se llegó es que estas son los ocho empleos donde más se engorda:
1. Asistente administrativo – 69%: las secretarias y los empleados de oficina que no se mueven de sus escritorios durante la mayor parte del día han subido de peso en siete de casa diez casos, según la encuesta de la compañía de búsqueda laboral.
2. Ingeniero – 56%: estos profesionales también tienden a quedarse atados a sus puestos de trabajo cargados de responsabilidad y sufriendo un estrés mayor cuando tienen a cargo obras o proyectos de gran envergadura.
3. Profesores – 51%: aquí los problemas son la comida a deshoras, el estrés por sumar horas de clase para subir sus ingresos y sus consecuentes cargas laborales en horas que deberían ser de descanso. Alimentarse en estos casos es una carga y el 60% de los encuestados con sobrepeso reconoce desórdenes de este tipo.
4. Niñera – 51%: al igual que los profesores, son esclavos de una agenda que manejan el o los niños que tienen a cargo, lo cual los lleva a una alimentación con frecuencia caótica. Muchas de ellas confiesan comer cada vez que lo hacen los bebés o saltearse comidas a causa de la actividad que éstos les exigen.
5. Técnico en informática – 51%: mientras algunos trabajan reparando máquinas, lo que los lleva a correr detrás de las necesidad de un cliente siempre urgido de soluciones inmediatas, otros pasan el día entero sentados frente a la pantalla para realizar sus tareas. En el primer caso, la alimentación es “como se puede”, mientras que en los otros caen víctimas de las malas prácticas de oficina: “picar” algo permanentemente, saltearse comidas y probar todo lo que traen sus compañeros.
6. Abogados – 48%: los expertos en leyes son también especialistas en altos niveles de estrés y alimentación desordenada. Sus hábitos laborales los exponen a un duro examen para controlar el nivel de calorías con el que enfrentan las tensiones laborales. El gimnasio es uno de los paliativos más citados por estos empleados.
7. Operarios de fábrica – 45%: aunque se evalúa que sus hábitos alimentarios no son los mejores en cuanto a cantidad de calorías que consumen, no están más arriba en el ránking porque sus tareas les impiden distraerse lo suficiente como para desordenarse: comen casi siempre a la misma hora, tienen descansos parejos y un nivel de estrés menos dañino.
8. Científicos – 39%: los factores que afectan a los científicos son el sedentarismo del laboratorio, los tiempos muertos que a veces proliferan en sus tareas de investigación (y que se suelen llenar con alimentos), y el mismo amor por su trabajo, que los lleva a quedarse pegados al microscopio durante horas. Sin embargo, su conocimiento intelectual suele jugarles a favor para evitar subir en este ranking negativo.
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