Lo único que le ha salido bien a Guillermo Lasso en los cuatro meses y medio que lleva de presidente de Ecuador es la vacunación contra la covid-19. El día que dio por cumplida su promesa de inmunizar a nueve millones de ecuatorianos en tres meses fue prácticamente el momento en que empezó su declive. Tenía una aprobación ciudadana entonces por encima del 70% que ha perdido hasta 20 puntos según los últimos sondeos.
El mandatario liberal termina la semana cediendo en uno de los puntos clave -congelar los precios de la gasolina- para empezar a destrabar el bloqueo político que trastoca sus reformas económicas medulares. Y lo hace justo después de conocer una nueva brecha: la Fiscalía abrió una investigación contra él por las revelaciones de los Papeles de Pandora, una investigación del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, en la que participó EL PAÍS.
Lasso tiene tres grandes frentes abiertos que han confluido en tiempo y en urgencia. Todos a la vez y todos requieren soluciones inmediatas. El primer tropiezo llegó con la megaley -tres proyectos en uno- para reactivar el empleo, la economía y hacer los ajustes fiscales que le pide el Fondo Monetario Internacional. No pasó ni el primer filtro en la Asamblea y el Gobierno aceptó replantearla. Retomó entonces las conversaciones con los bloques legislativos.
”He ordenado a las autoridades del Gobierno Nacional que protejan la economía familiar”, dijo Lasso este viernes como preludio de su anuncio sobre los combustibles. El diálogo con el bloque de Pachakutik, que representa los intereses del movimiento indígena y que es el segundo con más escaños, se ha intensificado esta semana, tras varios desencuentros previos, y ha dado a luz la decisión presidencial de suspender la escalada de precios de los últimos meses.
Desde que Lenín Moreno decretó la eliminación de subsidios públicos, la gasolina extra de bajo octanaje que usan taxis y vehículos particulares ha ido subiendo hasta casi igualarse con el precio internacional. Lo mismo con el diésel, que utilizan camiones, autobuses y tractores. No habrá más subidas después de la de octubre, aunque la cotización del mercado se eleve. “He instruido a gobernadores e intendentes a que hagan cumplir, sin excepciones de ningún tipo, los precios oficiales del arroz, la leche, las frutas, y todos los productos de la canasta básica”, añadió Lasso.
Pachakutik reconoce el acuerdo para congelar los precios en lugar de para derogar el decreto de Moreno que reinstauraría las ayudas públicas, pero está descontento por la última actualización de precios. “Aun cuando la elevación de precios de los combustibles se haya detenido y no se llegó a los precios internacionales, este incremento a último momento continúa afectando”, reprocha el brazo político del movimiento indígena ecuatoriano.
La falta de mayoría legislativa ha conducido al Gobierno a un bloqueo legislativo que, en última instancia, el presidente solucionará con la muerte cruzada. Lasso advirtió a la Asamblea con disolverla y volver a ir a elecciones si frenan todos los proyectos del oficialismo. Pero en medio del pulso político, la violencia se desbordó.
La inseguridad es la segunda urgencia que Lasso ha tenido que afrontar en la última semana. Decretó el estado de emergencia para sacar a los militares a las calles y lanzar un mensaje a la delincuencia que ha elevado las cifras de muertes violentas a 1.885 en 10 meses cuando hace dos años, sin pandemia, rozaban las 1.200. Solo el domingo fueron asesinadas 12 personas, entre ellas, un niño de 11 años en una heladería. Su muerte conmocionó a los ecuatorianos y catapultó la decisión presidencial de reforzar la presencia de cuerpos de seguridad en las calles.
Pero ahí no acaban los disgustos para el mandatario, también se enfrenta una doble investigación en su contra derivadas de la revelación de los Papeles de Pandora, en la que aparece el nombre de Lasso por haber creado hasta 14 empresas offshore. La Fiscalía confirmó el jueves que está indagando al presidente por presunta defraudación tributaria, a raíz de la denuncia que presentó el excandidato Yaku Pérez al publicarse que Lasso había tenido empresas offshore antes de lanzarse a la carrera presidencial.
La Asamblea ha asignado, además, a una de sus comisiones que averigüe si el exbanquero cumplió con la ley aprobada en 2017 que impedía a los aspirantes tener propiedades en paraísos fiscales. Lasso ha sido convocado dos veces pero se ha excusado con una carta en la que asegura haber cumplido con sus obligaciones con el Fisco a rajatabla y en la que dice estar dispuesto a responder las preguntas de los legisladores en el palacio de Carondelet.
Al político conservador le parece inverosímil la coincidencia de todos los males juntos y atribuye estos problemas a un intento de desestabilización de sus principales opositores. Rafael Correa, expresidente ecuatoriano, junto con Jaime Nebot, exaliado de Lasso en las últimas elecciones, y Leonidas Iza, líder del movimiento indígena, son para el jefe de Estado el “triunvirato de la conspiración”.
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