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Un avión C-130 de la fuerza aérea filipina que transportaba un contingente de tropas se estrelló en una provincia sureña cuando intentaba aterrizar. Se han registrado al menos 45 personas fallecidas y 53 heridos, mientras los equipos de rescate siguen trabajando entre los restos calcinados del aparato.
Al menos tres de las víctimas mortales son civiles que se encontraban en la zona donde impactó el avión, mientras el resto de personas fallecidas son soldados, indicaron las autoridades en su última actualización.
Se vio a algunos soldados saltando del avión poco antes de que se estrellara alrededor del mediodía en la periferia del aeropuerto de Jolo en la provincia de Sulu, según dijeron los funcionarios militares.
El secretario de Defensa, Delfin Lorenzana, dijo que las labores de rescate siguen en marcha. En la aeronave viajaban 96 personas, incluidos tres pilotos y cinco tripulantes. El resto era personal militar. Los pilotos sobrevivieron, aunque con lesiones graves. Los militares dijeron que 17 soldados seguían desaparecidos al anochecer.
El avión C-130 Hercules de Lockheed fue uno de los dos aviones de la Fuerza Aérea estadounidense que el año pasado fueron entregados a Filipinas como parte de un convenio de asistencia militar. Se estrelló en el aterrizaje poco antes del mediodía del domingo en el poblado de Bangkal, en la localidad montañosa de Patikul ubicada en la provincia de Sulu, dijo el general Cirilito Sobejana, jefe del Estado Mayor.
“Según los testigos, se vio a varios soldados saltando de la aeronave antes de que se estrellara contra el suelo, lo que les libró de la explosión provocada por el choque”, afirmó un comunicado militar.
Las imágenes iniciales publicadas por los militares mostraron la sección de cola del avión de carga relativamente intacta. Las otras partes del avión lucían quemadas o esparcidas en pedazos en un claro rodeado de cocoteros. Se vio a soldados y otros rescatistas con camillas corriendo hacia y desde el lugar del accidente envuelto en humo.
La aeronave transportaba tropas, muchas de las cuales habían recibido sólo un entrenamiento básico, desde la ciudad sureña de Cagayán de Oro, dijeron los militares.
"Se suponía que se unirían a nosotros en nuestra lucha contra el terrorismo", dijo el comandante militar de Sulu, mayor general William Gonzales. Las fuerzas del Gobierno combaten desde hace décadas contra milicianos del grupo Abu Sayyaf en la provincia de Sulu, de mayoría musulmana.
Estados Unidos y Filipinas consideran a Abu Sayyaf como organización terrorista por ataques con bombas, secuestros por dinero y decapitaciones. El grupo se ha visto muy debilitado por años de ofensivas del gobierno, pero sigue siendo una amenaza.
En un primer momento no estaba claro qué había provocado el siniestro. El comandante militar regional, el teniente general Corleto Vinluan, dijo que era poco probable que la aeronave recibiera fuego hostil y citó a testigos que dijeron que parecía haber sobrepasado la pista antes de estrellarse en la periferia del aeropuerto.
"Es muy desafortunado", dijo Sobejana a la prensa. "El avión se pasó la pista y trataba de ganar impulso, pero no lo logró y se estrelló".
El centro de Filipinas ha registrado lluvias, pero no estaba claro si eso había afectado a la región de Sulu. El aeropuerto de la localidad principal de Sulu, Jolo, se encuentra a pocas millas de una zona montañosa donde las tropas combaten contra Abu Sayyaf. Algunos milicianos se han declarado seguidores del grupo extremista Estado Islámico.
Más accidentes militares
El incidente vuelve a evidenciar las fallas del arsenal del Ejército filipino, que generalmente adquiere aviones y helicópteros de segunda e incluso de tercera mano.
El C-130 accidentado se entregó a principios de año a Filipinas mediante el acuerdo de asistencia militar que mantiene con Estados Unidos, quien operó la aeronave entre 1988 y 2016. Ese avión pasó los últimos años en el hangar de una base estadounidense.
El senador filipino Gordon Richard cuestionó en Twitter el mantenimiento de los aparatos y reclamó una investigación urgente para abordar este incidente, que pone en riesgo "la seguridad nacional".
"Debe haber un buen mantenimiento y entrenamiento continuo de nuestras tropas para evitar la pérdida de vidas, mano de obra y material", denunció el político.
Por su parte, Lorenzana, el secretario de Defensa, rechazó en un comunicado los comentarios que cuestionan las compras realizadas por el Ejército filipino y calificó de "sin sentido" las alegaciones de que se adquieren aparatos defectuosos.
A finales de junio, seis personas perdieron la vida al accidentarse un helicóptero S-70i Black Hawk durante una misión de entrenamiento cerca de la base militar aérea de Clark, en el norte de Manila.
El helicóptero era uno de los 16 adquiridos en 2019 y entregados el pasado noviembre.
A raíz de este incidente, el secretario de Defensa ordenó dejar en tierra de manera temporal toda la flota de Black Hawk mientras se procedía a una revisión.
En enero, un helicóptero UH-1H utilizado en la guerra de Vietnam sufrió un accidente durante una misión de abastecimiento en el sur del país, lo que provocó el fallecimiento de ocho soldados.
El Gobierno filipino se comprometió en 2018 a destinar más de 6,000 millones de dólares para actualizar el desfasado arsenal del Ejército.
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