Caracas, 28 ago (EFE).- La incertidumbre de Venezuela en casi todos los aspectos de su acontecer diario está servida desde hace años, pero la COVID-19 superó cualquier expectativa. Datos dudosos, números que no cuadran, contradicciones en cifras oficiales, escasez de medicinas y hospitales colapsados. El caos se hizo país.
El ministro de Comunicación aseguró, cuando apenas comenzaba la pandemia y Venezuela no llegaba ni al centenar de contagiados, que los centros sanitarios del país tenían 23.762 camas disponibles para atender a igual número de infectados al mismo tiempo, pero, tan solo 5 meses después, el dato genera dudas y preocupación por la incoherencia entre las cifras dadas entones y la situación actual.
Un total de 42.898 personas han contraído el virus, de las cuales 34.147 ya están, según el Ejecutivo, totalmente recuperadas y 358 han fallecido. A tenor de estos datos, hoy hay 8.393 casos activos, de modo que no debería haber problemas de espacio en los hospitales, ya que estarían libres 15.369 camas, a las que habría que sumar las de centros adaptados en el marco de la pandemia.
Sin embargo, el Gobierno se ha visto en la necesidad de improvisar espacios diversos para la atención de contagiados, como es el caso del Poliedro de Caracas, que se ha convertido en un hospital de campaña con capacidad de 1.200 camas -que totalizarían 24.962 desocupadas y disponibles para COVID-19- de las cuales, 1.000 son para casos "asintomáticos y leves".
A estas instalaciones, hay que sumar "nuevos espacios" para atender la pandemia en los que el Ejecutivo "trabaja desde hace meses", según dijo el ministro de Justicia, Néstor Reverol, el pasado 31 de julio, durante la inauguración de las instalaciones médicas en el Poliedro y cuya cifra no facilitó.
Además de los espacios especializados o acondicionados, los "sospechosos" de contagio se aislan en hoteles hasta que se confirma la infección o la gravedad. En estos alojamientos, que se cuentan por "decenas", según el presidente Nicolás Maduro, se aplica el tratamiento, las medicinas pertinentes y la vigilancia de la evolución.
Según las cifras del Gobierno, no hay enfermos de coronavirus recuperándose en sus domicilios, lo que, de ser cierto, convertiría al país caribeño en el primero en el mundo en tener hospitalizados a todos los pacientes, por leve que sea su dolencia, algo que contrasta con la información que brindan, en primera persona, diversos afectados en proceso de recuperación desde sus hogares.
LAS CUENTAS NO SALEN
Según el Gobierno, el país estaba completamente preparado para afrontar la pandemia desde marzo pasado, tanto en instalaciones hospitalarias como en suministro de fármacos, equipos médicos y test suficientes para realizar pruebas a la población.
Sin embargo, Efe ha podido constatar que varios hospitales están colapsados, especialmente en el interior del país, y que los pacientes se ven obligados, a diario, a recurrir a las redes sociales para pedir determinados fármacos previa petición de los facultativos, que indican a los familiares de los enfermos que no hay suministro.
Y es en ese momento cuando la vida de los pacientes queda en manos del azar. Si hay algún cibernauta caritativo que pueda suministrar el medicamento, hay esperanza. Si no, todo queda en manos del destino.
Pero el problema se agrava cuando, aun contando con personas generosas dispuestas a costear el tratamiento necesario, muchas farmacias están desabastecidas, así que comienza el periplo de ir botica por botica, a ver si hay suerte.
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