El segundo año de gobierno del presidente Duque ha estado marcado principalmente por algunos acercamientos a Estados Unidos mientras tiene ciertos enfrentamientos con países como Venezuela y Cuba.
Al ser su vecino más cercano y verse afectado directamente por la crisis de Venezuela, esa nación sigue siendo uno de los temas más importantes no solo en aspectos de política exterior sino interior.
El gobierno de Colombia ha seguido ayudando y proponiendo programas para los migrantes venezolanos, al mismo tiempo que denuncia vínculos del gobierno de Nicolás Maduro con grupos terroristas colombianos como el ELN y las disidencias de las Farc. Tal vez el escenario más grande en donde ha hablado al respecto, además del Grupo de Lima, fue la Asamblea General de la ONU en donde pidió incluir a Venezuela en la lista de países que resguardan el terrorismo.
La relación con ese país este año también ha girado en torno al caso de la ex representante a la Cámara, Aída Merlano, quien fue capturada en Maracaibo y permanece bajo custodia de las autoridades venezolanas. Allí el gobierno ha sido blanco de críticas porque pidió su extradición al dirigente opositor Juan Guaidó asegurando que es el legítimo gobierno pero quien no tiene control sobre la justicia.
Con respecto a Cuba la relación también ha sido tensa por cuenta de las conversaciones con el ELN y los delegados de esa guerrilla que se encuentran en La Habana. Colombia pidió su entrega pero la isla no ha actuado ante esa petición porque considera que el gobierno de Duque no está respetando los protocolos de las conversaciones ni de la ruptura de las mismas.
Este hecho se agravó tras la inclusión de Cuba en la lista de Estados Unidos de países que apoyan el terrorismo, pues el alto comisionado para la paz, Miguel Ceballos, calificó eso como un “espaldarazo a Colombia” y eso no cayó bien en la isla. Más tarde publicaron un fuerte comunicado criticando la posición colombiana y denunciando agresiones cuando han sido garantes y acompañantes de la paz.
La relación con Estados Unidos, a diferencia de las anteriores, sí ha tenido mejores momentos y el presidente Donald Trump y su gobierno siguen considerando a Colombia como uno de sus más importantes aliados en la región. Ese país envió una brigada especial para asesorar a los militares en la lucha antinarcóticos y además lanzó una operación contra el narcotráfico en lugares cercanos a la frontera con Venezuela.
En temas de Covid-19, Duque ha hablado directamente con Trump que se comprometió a ayudar al país con ventiladores e insumos médicos para fortalecer la lucha contra la pandemia. Ese país sin embargo aún critica la gestión en la protección de defensores de derechos y líderes sociales y pide aumentar esfuerzos en ese aspecto.
A nivel regional Duque sigue siendo un importante asistente a reuniones de la Comunidad Andina y del recién creado Prosur y mantiene contacto con los países de América para abrir fronteras de manera coordinada.
Con Naciones Unidas ha tenido algunas diferencias, especialmente por parte de integrantes de su partido Centro Democrático, sin embargo la colaboración se mantiene fuerte y el organismo sigue acompañando distintas labores sociales, de reconciliación y reintegración en el país.
Pero en ese organismo sí quedó sonando fuerte un viraje en la política exterior que dio el gobierno en la votación que se hace cada año para condenar el embargo de Estados Unidos a Cuba. Por primera vez Colombia se abstuvo de votar y no se sumó a la mayoría de naciones que apruebas esta resolución no vinculante.
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