La ciudad francesa de Les Sables d'Olonne no es ajena a las misiones ambiciosas para aprovechar las fuerzas de la naturaleza.
Es mejor conocida como el punto de partida y llegada de Vendée Globe, la carrera directa de navegación en solitario alrededor del mundo, una carrera notoriamente difícil.
Tal vez eso explica por qué es aquí, lejos de los principales centros mundiales de fabricación de aviones, donde un equipo de visionarios está preparando un concepto nuevo e innovador de avión.
Y quizá explica por qué están siendo dirigidos por el científico y exregatista Rafael Dinelli, cuatro veces veterano de la Vendee Globe.
El plan del equipo es que el primer vuelo transatlántico libre de carbono sea una realidad antes de junio de 2016.
La búsqueda del avión eléctrico
Mientras que la industria automotriz ya está en transición para alejarse de los combustibles fósiles, la aviación comercial se está quedando atrás.
Y no es por falta de intentos.
Los primeros pasos tangibles hacia un vuelo libre de carbono hacen eco de los esfuerzos de los primeros pioneros de la aviación un siglo atrás.
En julio de 2015, dos aviones eléctricos competidores pilotados por los franceses Didier Esteyne y Hugues Duval atravesaron el Canal de la Mancha en cuestión de horas de diferencia, una hazaña tecnológica no muy diferente al vuelo para cruzar el canal que su compatriota Louis Bleriot realizó en 1909.
Dinelli y su equipo en el organismo de investigación de ciencia ecológica, Fondation Ocean Vital, han puesto la mirada en un hito más ambicioso: un vuelo transatlántico directo en un avión completamente libre de carbono.
¿Qué es el Eraole?
Ellos lo estarán intentando en el Eraole: un avión biplano liviano e híbrido impulsado por biocombustible que ha estado en construcción desde 2009.
Funciona con un motor eléctrico alimentado por grandes paneles solares distribuidos sobre sus alas.
Por la noche, o en momentos en los que el avión no puede extraer suficiente energía del sol, el Eraole cambia a biocombustible.
Dinelli y su equipo han pasado dos años investigando cuál es el mejor biocombustible para la tarea, y finalmente se decidieron por un aceite hecho de microalgas, cultivadas específicamente para este propósito.
En general, se espera que el Eraole funcione con energía solar alrededor del 25% del tiempo que esté en el aire.
Otro 55% estará impulsado por biocombustible, mientras el vuelo sin motor representará el 20%.
Los materiales compuestos han sido utilizados ampliamente para aligerar el peso.
El avión también está equipado con pequeñas baterías de iones de litio que proporcionan energía adicional durante el despegue.
El viaje
Aunque el Eraole es un avión de alta resistencia, su travesía en solitario por el Atlántico expondrá a su piloto a desafíos físicos no muy distintos a aquellos que Charles Lindbergh enfrentó cuando hizo por primera vez el vuelo transatlántico sin escalas en 1927.
La velocidad media del Eraole de alrededor de 100 kilómetros por hora significa que Dinelli estará atrapado en su pequeña cabina durante casi 60 horas.
No hay piloto automático al que recurrir y, debido a que estará en una cabina no presurizada a unos 10.000 pies, estará respirando aire con casi un 30% menos oxígeno de lo normal.
Dinelli no está demasiado preocupado por la falta de sueño.
Sus 25 años de experiencia como navegante en solitario le han enseñado cómo manejar los ciclos de sueño y continuar durante largos períodos de tiempo con solo tomar micro siestas regulares, unos pocos minutos de sueño cada vez.
Lo que más le preocupa es la falta de movilidad en la pequeña cabina, lo cual afectará la circulación de las piernas.
A fin de preparar su cuerpo para el desafío, ha iniciado un riguroso programa de entrenamiento que incluye correr largas distancias y hacer caminatas en glaciares.
Su objetivo es estar completamente listo para junio de 2016 —la fecha exacta aún no ha sido confirmada— cuando se espera que el Eraole despegue de Norteamérica en su viaje en dirección al este.
El camino hacia adelante
Si bien aún podríamos estar muy lejos de la industria de la tecnología libre de carbono, la experiencia que se acumula en estos vuelos experimentales podría acelerar la adopción de la energía solar y los biocombustibles en la aviación.
Algunos segmentos de la industria podrían optar por la tecnología libre de carbono mucho antes.
El Eraole en sí es un buen ejemplo
Lejos de ser una maravilla única en su clase, si tiene éxito, una versión producida en serie de este avión ligero de dos plazas pronto podrá ser lanzada para el mercado privado recreativo.
Este es un pequeño paso en el camino hacia tener cielos libres de carbono
Sin embargo, lo seguro es que, como Dinelli lo explica, "Las personas que investigan los vuelos libres de carbono ya no son consideradas como un grupo de soñadores excéntricos".
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