La alimentación de la embarazada debe ser completa y equilibrada, con gran cantidad de frutas y verduras además de carne y pescado. Y aunque el mito de que se necesita comer por dos ya está claramente desterrado, sí es cierto que la mujer debe cuidarse por dos durante este periodo, y la alimentación es uno de los factores más importantes en la salud de madre y bebé durante estos nueve meses.
Pero aunque la teoría esté en principio muy clara, en la práctica, las dudas sobre qué comer o no durante el embarazo surgen a muchas mujeres. ¿Se debe evitar el pescado azul? ¿Y la carne cruda? ¿Se puede tomar cerveza sin alcohol? La ginecóloga Isabel Santillán, directora médica de clínicas Eva, desvela las verdad y mentiras sobre las dudas más frecuentes en la alimentación durante del embarazo.

¿Existen los antojos?

Sí, existen, no son caprichos de la gestante, y se deben a varios factores. Según Isabel Santillán, durante el embarazo se produce una importante modificación de los niveles hormonales, de neurotransmisores y de endorfinas que influyen en el apetito. Dentro de estos factores destaca el lactógeno placentario, una hormona producida solo durante el embarazo, que modifica el metabolismo de la mujer para proporcionar los nutrientes necesarios al bebé.
Por otra parte se modifican el olfato y el gusto. En concreto, el olfato se vuelve más sensible por la secreción de mayor cantidad de una proteína llamada olfactomedina.

Carne, sí o no y en qué estado

Durante el desarrollo fetal se produce la mayor velocidad de crecimiento del ser humano. Por ello es fundamental un adecuado aporte de proteínas, vitaminas y oligoelementos. Los requerimientos proteicos durante el embarazo aumentan un 12% y la principal fuente de proteínas para el ser humano son la carne y el pescado. Por ello, la carne es absolutamente fundamental, posee los 20 aminoácidos esenciales, hierro y vitamina B12. Esta combinación es muy difícil encontrarla en otros alimentos por lo que no se debe sustituir, según advierte la experta. Además el hierro que posee, hemínico se absorbe mucho mejor (15-20%) que el de origen vegetal (2-5%).
Sin embargo, el toxoplasma y la listeria son parásitos que se adquieren por el consumo de carne cruda y que se destruyen con el calor. Estos parásitos pueden producir grandes malformaciones fetales. Muchas formas de toxoplasma se eliminan por la congelación, pero algunas son resistentes, por eso se aconseja que toda la carne esté cocinada. El embutido, si es cocinado, sí se puede tomar.

El pescado azul, sí, pero congelado, y en raciones discretas

Desgraciadamente, debido a la contaminación de los mares, los peces cada vez contienen mayor cantidad de metales pesados como el mercurio así como otros contaminantes. Estos metales se acumulan sobre todo en la grasa, por eso los pescados azules y sobre todo los grandes túnidos son los que más mercurio acumulan porque han estado expuesto durante más tiempo. El mercurio es un potente tóxico para el sistema nervioso central, tanto para los adultos como para los fetos. Los fetos son especialmente sensibles por estar en desarrollo. En el adulto es responsable de una enfermedad denominada el heretismo mescurial. Sin embargo, el pescado azul tiene otras propiedades muy positivas. Contiene omega 3 y muchos ácidos grasos esenciales.
Por todo ello, la doctora recomienda la ingesta moderada de pescado azul de pequeño tamaño como los boquerones o el Kryll durante el embarazo, de este modo conseguimos los efectos positivos sin alcanzar limites tóxicos de mercurio que puedan afectar al feto.
Por otra parte, el calor también destruye un parásito llamado Anisakis, que es responsable de la enfermedad. Esta es grave en cualquier persona, embarazada o no. Además de la cocción, este parásito se destruye por congelación a -20ºC varios días.

Hidratos de carbono y grasas, ¿beneficiosos o perjudiciales?

Los hidratos de carbono y las grasas también son necesarias y no se pueden eliminar completamente aunque exista sobrepeso. En cuanto a los primeros, es recomendable que sean complejos, es decir, como los de las legumbres y hortalizas. Sin embargo, un exceso de hidratos de carbono conduce a un aumento excesivo de peso y puede favorecer el desarrollo de diabetes gestacional en mujeres predispuestas.
Las grasas, del mismo modo, son necesarias, pero es recomendable que sea en forma de ácidos grasos insaturados y polinsaturados como los del aceite de oliva y el pescado azul. Además, algunas vitaminas como la A, D y E son liposolubles y se ingieren en alimentos con grasa. Sin embargo, el exceso de grasas en la dieta, además de aumentar excesivamente el peso, puede tener efectos negativos en el hígado y otros órganos.

Los suplementos

Durante el embarazo aumentan los requerimientos de hierro y ácido fólico. Isabel Santillán asegura que, teóricamente, con una dieta adecuada, y si los depósitos están bien antes del embarazo, no sería necesario dar suplementos. En la práctica lo que ocurre, explica, es que como no podemos estar seguros de que la dieta sea perfecta y muchas veces desconocemos los depósitos de la mujer cuando se queda embarazada, damos suplementos de forma sistemática.
En cuanto al ácido fólico, además, el 50% de la población tiene déficit de una enzima encargada de su transformación en su forma activa, el ácido folínico. Este es fundamental en el desarrollo del tubo neural y la formación de la columna vertebral, pero también influye en la coagulación y en la fertilidad.

Cerveza sin alcohol, sí, se puede

El alcohol se debe evitar en el embarazo ya que pasa a la placentaria con facilidad. La cerveza sin alcohol posee mínimas cantidades de este, pero también lúpulo y muchas vitaminas del grupo B, por lo que ingerida de forma puntual no supone ningún problema para el feto.