Al menos 20,7 millones de venezolanos estaban habilitados para sufragar ayer, pero casi por goteo solo algunos acudieron a las urnas para votar en las cuestionadas elecciones legislativas. La poca afluencia de votantes reafirma las grietas que envuelven el proceso electoral impulsado por el chavismo, que busca dominar el último bastión de la oposición: la Asamblea Nacional (AN), dirigida por Juan Guaidó. Así, Venezuela, en plena pandemia, enfrenta una nueva etapa de la crisis política y social.
Ante la ausencia de los principales partidos de oposición en las papeletas tras un llamado a boicotear los comicios, el Presidente Nicolás Maduro compite solo en la carrera con la que busca poner fin al ciclo que inició en 2015, cuando el oficialismo fue derrotado en el Parlamento tras 15 años de hegemonía, y, en una suerte de revancha, dos años después el Ejecutivo venezolano formó en paralelo la Asamblea Constituyente Nacional para disputar el control político.
El Consejo Nacional Electoral extendió por una hora el plazo para votar, aunque la oposición y la encuestadora Meganálisis informaban anoche de una abstención del 80,87% del padrón. A la inversa, en 2015, las legislativas llevaron a las urnas al 73% de los que podían sufragar.
“Estamos ante las elecciones con menos garantías y con mayor deterioro democrático de los últimos 20 años del chavismo. Para Maduro era muy incómodo tener la AN en manos de la oposición, porque la necesita para adoptar una serie de leyes para temas económicos que quiere implementar y porque es la base legal de Guaidó para estar autoproclamado presidente”, señala a La Tercera Daniel Zovatto, director regional del Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA).
Para Zovatto son varios puntos los que arrebatan la legitimidad al proceso electoral. Por un lado, la Unión Europea, ONU, OEA y otros organismos anticiparon que desconocerán los resultados ante la “nula” participación de veedores. Ayer, el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, calificó de “farsa” los comicios, aunque el Palacio Miraflores aseguró que llegaron observadores de Rusia, Cuba, Irán, así como exmandatarios de Bolivia, Ecuador y Paraguay. “Al no tener observadores tienes una elección que no es auditable. Así que pueden dar cualquier resultado, incluso en la participación electoral”, afirma Zovatto.
A esto se suma el aumento de escaños de la AN a través de una reforma que hizo pasar al pleno de 167 representantes a 277 curules; el ventajismo del oficialismo; la incertidumbre en el nuevo voto automatizado y la persecución a los principales partidos opositores, Acción Democrática y Voluntad Popular.
Ante esto, la prensa venezolana sostiene que el triunfo de Maduro está asegurado y que lograría los dos tercios necesarios para controlar el Legislativo. Durante la tarde de ayer, Maduro recurrió a la “Operación remate”, que consiste en la búsqueda de votantes en las calles.
“Los opositores que participan son minoritarios y fragmentados. Sí tendrán un paquete de diputados, pero vendrán de zonas muy opositoras donde será un voto castigo”, señala a este diario el director de Datanálisis, Luis Vicente León.
La oposición ve con preocupación el 5 de enero, fecha en que culmina el período de la actual Asamblea Nacional y así el respaldo judicial del opositor Juan Guaidó. De esta manera, los opositores se quedarían sin un “piso institucional” y con limitadas vías para presionar la salida de Maduro.
El 23 de enero, un entonces desconocido Guaidó desafió al chavismo al presentar una estrategia de tres pasos para salir de la crisis: “Cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”. Sin embargo, debido a la falta de resultados, la figura se ha diluido, especialmente durante la pandemia.
Es por esto que el ala opositora liderada por Guaidó convocó en paralelo a un plebiscito de tres preguntas, que se llevará a cabo desde hoy y hasta el 12 de diciembre en Venezuela, pero que incluye a los más de cinco millones de venezolanos en el exterior. El proceso se realizará de manera presencial y a través de la aplicación Voatz.
“En Venezuela hay un fraude electoral porque no son elecciones libres. No hemos podido cumplir los objetivos porque nos enfrentamos con un régimen autoritario. Por esto amparados en el artículo 70 de nuestra Constitución convocamos esta consulta ciudadana. En Chile hay alrededor de 500 mil venezolanos e instalaremos 40 puntos de votación a nivel nacional”, señaló a La Tercera Carlos Millán, representante diplomático de Guaidó en Chile
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