Miwaguno (Ecuador), 23 dic (EFE).- Ajo de monte, agua de bejucos, matico, limón y otras hierbas de la medicina ancestral ecuatoriana han servido a varias comunidades indígenas de la Amazonía para encarar la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2 en esta región selvática.
Castigada como el resto del país por la enfermedad, que ha afectado según datos del Ministerio de Salud a más de 3.200 miembros de los pueblos originarios en Ecuador, los líderes de la comunidad waorani han preferido sus conocimientos ancestrales a la opción de la medicina moderna y los hospitales.
"Tomábamos medicinas naturales, ancestrales, como agua hervida de limón y ajos del monte; cuando cogía fiebre fuerte (al paciente) se cobijaba todo y teníamos que evaporar agua, entonces ese mismo rato salía la fiebre", contó a Efe Juan Enomenga, líder de la comunidad de Miwaguno, un pequeño poblado junto al parque nacional Yasuní, la principal reserva natural del país.
LA CORAZA ANCESTRAL
Ubicada en la provincia amazónica de Francisco de Orellana, en el este de Ecuador, allí incluso los ritos se han juntado a los saberes ancestrales para diseñar una coraza con la que aplacar la enfermedad.
No se pierde nada si se hace "lo que nuestros abuelos y madres" dicen que tenemos que hacer, añadió Enomenga que, como muchos líderes indígenas de Ecuador, confían su vida a esos saberes que han permanecido por siglos en la memoria colectiva.
Para ello también impiden el ingreso de extraños a su comunidad, a la vez que tratan de mantenerse de la venta de pequeñas artesanías en una pequeña cancha aledaña.
Collares, pulseras y todo tipo de adornos típicos para generar un pequeño ingreso con el que subsistir, mientras dan batalla a las petroleras en la zona que contaminan su entorno, y al nuevo virus.
La nacionalidad waorani es conocida a nivel internacional porque su líder, Nemonte Nemquino, ha recibido varios reconocimientos en los últimos meses, y en Orellana se compone de unas 3.700 personas.
Pero a lo largo de la Amazonía ecuatoriana, colindante con Colombia y Perú, son muchas las comunidades que se han inclinado por la tradición para combatir la covid.
Según el Ministerio de Salud Pública (MSP), que les ha ofrecido asistencia, en las zonas donde habitan los pueblos indígenas se han detectado más de 3.200 casos de contagio y 49 fallecidos en los casi diez meses de pandemia.
La ONU incluso ha advertido de la alta vulnerabilidad a la covid-19 de los pueblos indígenas, a la vez que sus dirigentes se han quejado de que la pérdida de los mayores puede suponer en muchos casos un duro golpe al saber ancestral, pues son ellos los que lo conservan.
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