Crece la preocupación entre los científicos y el mismo gobierno, porque mucho depende de lo que pase en las próximas semanas de Navidad y Año Nuevo. Si no se logra impedir con duras medidas de contención que se repita el “verano alegre que nos ha costado más de veinte mil muertos”, según dijo el virólogo Massimo Galli, se impondrán las transgresiones, las violaciones de las normas de seguridad, el triunfo del “todos juntos” y se crearán las condiciones de un nuevo, inmediato “boom” de contagiados y muertos, que suman ya más de 60 mil.
La fase en caída de la segunda ola, que ha sido muy violenta (24 mil muertos desde octubre) registra hasta ahora una lenta disminución de los contagios, un alivio con menos enfermos en los hospitales y persistentes cifras altas del número de muertos que el martes fueron 634, el peor dato europeo, aunque resultan menos que el 27 de de noviembre, cuando se registró el record absoluto en la pandemia con 993 muertos en un solo día.
La pesadilla son los movimientos de Navidad y Año Nuevo. En Roma, por ejemplo, que hasta ahora ha enfrentado bien la segunda ola. Es la principal área metropolitana del país. Todo depende de cuanta gente sobre todo del sur partirá antes de la prohibición de moverse que regirá entre el 21 de diciembre y el 6 de enero.
Las idas y venidas de cientos de miles de personas estimularán los contactos humanos, o sea los contagios. El medio de transporte principal son los trenes, pero las reservas en los aviones están prácticamente repletas. Los que llegan desde el exterior sufrirán controles y cuarentenas. Se prevén test rápidos en los aeropuertos, en Roma y en los aeropuertos del sur de Italia.
Un ejército de 70 mil policías, carabineros y militares controlará también los movimientos en las carreteras. El gobernador de Puglia, Michele Emiliano, clamó en una declaración: “eviten llegar en masa”.
La misma alarma crece en Milán, que señala el primado de contagiados y muertos en esta segunda ola. La región de Lombardía, la más rica e industrializada, con casi once millones de habitantes, teme que se repita lo que pasó la noche del 7-8 de marzo, cuando millares de habitantes de Milán y sus alrededores huyeron en masa hacia sus lugares de origen en el sur porque comenzaba la primera cuarentena. El resultado de aquellas fugas masivas fue la difusión del virus en las regiones meridionales.
La tercera ola es una certeza
El profesor Fabrizio Pregliasco enciende las luces de alarma. Es director del Instituto Galeazzi de Milán e investigador de la Universidad estatal milanesa. “La tercer oleada es un dato de hecho y el número de fallecidos que tenemos me parece increíble”. Agregó que “tenemos que seguir con el confinamiento”.
El más famoso analista científico, el profesor Andrea Crisanti, de la Universidad de Padua, dice: “En estas condiciones la tercera ola es una certeza. Estamos en una situación grave estable. Nos espera un invierno preocupante. A fines de año Italia será otra vez el país con más muertos en Europa”.
Crisanti fue el que logró los controles masivos de hisopados para contener la epidemia, que se han desbaratado en la segunda olea por la cantidad de contagios, que a mediados de noviembre llegaron al record de 40 mil en una jornada. Hasta ahora Crisanti no erró en ninguna de sus previsiones.
Renuncia a eventos sociales
“No se puede bajar la guardia. Ante que la vacuna tenga efecto pasarán meses y nos espera un dificil invierno”, que comienza el lunes 21. Crisanti sostiene que hay que cerrar lo más posible durante las fiesta escuelas y fábricas para reducir los contagios.
A su vez, el profesor Pierluigi Lopaldo, epidemiólogo de la Universidad de Pisa y asesor sanitario del gobierno de Puglia, lanza un llamado: “En Navidad debemos renunciar a los eventos sociales y a los encuentros, reducir al mínimo los contactos humanos. Habrá tercera ola y si se junta con la fase final de la segunda, con una circulación viral que ha disminuido pero prosigue, esto puede ser una catástrofe”.
El doctor Nino Cartabelotta, presidente de la Fundación Gimbe, que monitorea la evolución de la pandemia en Italia, habla de un verdadero tsunami (maremoto) a la vuelta de la esquina. “El riesgo es la masacre que sobrevendrá si en lugar de cerrar la segunda oleada de Covid-19 hacemos partir la tercera”.
El profesor Paolo Cremonesi, del hospital Galliera de Génova, cree que “es posible que la tercera oleada de la pandemia llegue entre mitad de enero y comienzos de febrero, que deberemos afrontar con un personal médico sanitario muy cansado”.
La fatiga de los médicos
También deprimido, porque la llamada primera línea sanitaria, que comprende a los médicos de los hospitales y al medio millón de médicos de base en todo el país registra 237 médicos muertos durante la pandemia. Los últimos cuatro fallecieron internados con el virus en la última semana.
El profesor Cremonesi destaca “la fatiga física y nerviosa, de participación emotiva, de contragolpes psicológicos. Se trabaja en estructuras ya en parte saturadas, con turnos alargados “ad infinitum” complicados con las medidas de seguridad que se deben mantener para evitar los contagios. Además nos están llegando miles de pacientes por la epidemia anual de gripes invernales, que complica mucho las cosas”.
Cada vez con más ansiedad, en Italia se espera la autorización del Ente Europeo del Fármaco, previsto para el martes 29, para comenzar la vacunación en masa. Ya están siendo distribuidas 1,7 millones de dosis de la vacuna de Pfizer, que serán completadas con otros 1,7 millones porque son necesarias dos aplicaciones.
Vacunas, el 15 de enero
Los italianos esperan comenzar las vacunaciones de este país con 60 millones de habitantes, el 15 de enero. Italia anunció que ha comprado 202 millones de dosis de la vacuna anti virus a media docena de grandes laboratorios.
Se estima que al menos dentro de seis meses habrá logrado ya difundir la vacunación a la mayor parte de la población. La imprescindible inmunidad de grupo se alcanzará cuando los vacunados sean el 70%, o sea 42 millones de personas. Recién entonces se podrá decir que gran parte, no todo, el peligro ha pasado.
Las organizaciones humanitarias internacionales como Amnesty International, Oxfam y Global Justice, dieron una declaración que pide a las sociedades farmacéuticas que renuncien a la propiedad intelectual de las vacunas hasta que la población mundial no este protegida.
Denunciaron que la vacuna es hoy para los países ricos que la pueden pagar. Hasta ahora representan el 14% de la población, que se ha asegurado el 53% de las dosis.
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