Caracas, especial
“Lo torturaron tanto hasta que lo mataron. Le dieron muchos golpes en la cabeza, en la espalda y en todo el cuerpo que no resistió la tortura”, cuenta Waleska Pérez, viuda del capitán de corbeta, Rafael Acosta Arévalo, quien murió este sábado en el hospital del Fuerte Tiuna en Caracas.
“Tenías las uñas llenas de sangre, no se podía mantener en pie y se le dificultaba hablar, por lo que lo llevaron en silla de rueda hasta los tribunales”, relata el abogado defensor Alonso Medina Roa. Su defendido lo abrazó y le pidió “auxilio” el mismo sábado, poco antes de morir en el denominado “hospitalito” militar.
El capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo, cuya no edad no fue revelada pero se estima que tenía entre 35 y 40 años, fue detenido el 21 de junio en un centro comercial de Guatire, a una hora de Caracas. Una semana después murió, el 29 de junio a la 1:00 de la madrugada en el Hospital Militar del Fuerte Tiuna, sede del Ministerio de Defensa, tras haber sido torturado, según su mujer y el abogado defensor, en las celdas de la Dirección de Contrainteligencia Militar (DGCIM).
Dos agentes de la DGCIM fueron detenidos este lunes por su presunta relación con la muerte del capitán.
La autopsia, realizada sobre su cuerpo maltratado por los golpes que recibió durante la semana, la solicitan ahora tanto el régimen de Nicolás Maduro como el presidente interino Juan Guaidó con supervisión internacional para tener un informe verdadero sobre la causa de su muerte.
Pero mientras se desarrollan las investigaciones forenses paralelas del oficialismo y de la oposición, la viuda Waleska y el abogado Alonso Medina Roa, ofrecen a la prensa sus testimonios sobre cómo vieron morir al joven oficial de la fuerza naval venezolana.
Waleska Pérez, madre de dos hijos, uno de 4 años y el mayor de 12, huyó a Colombia tras conocer la detención de su esposo Rafael Acosta. Sus dos hijos “lo recuerdan como un héroe".
"Mi esposo murió convencido de que Juan Guaidó liberará a Venezuela de la dictadura”, declaró a la cadena colombiana NTN24.
La viuda también fue entrevistada por la periodista Carla Angola desde Miami. Waleska le envió varias cartas a su esposo mientras estaba vivo pero nunca recibió respuesta porque estaba aislado en la sala de torturas. Este domingo se enteró de su paradero “ayer (por el sábado) lo presentaron en los tribunales, estaba sumamente golpeado en silla de ruedas”.
En su relato desgarrador afirma que “no podía hablar, nada, nada, no se valía por sí mismo, y lo torturaron mucho, tanto, que lo mataron. Al abogado defensor le pedía auxilio”.
Waleska no sabía que lo habían torturado tanto hasta que lo mataron. “La juez cuando lo vio en esas condiciones ordenó que lo llevaran al hospitalito del Fuerte Tiuna donde falleció. Tengo entendido que le dieron muchos golpes en la cabeza y todo el cuerpo. No resistió las torturas”.
“Vean este ejemplo para que se miren en el espejo y vean que no vale la pena. Se tienen que unir para conseguir la libertad. Todo se está escapando de las manos. Mis hijos (de 4 y 12 años) quedaron huérfanos de padre y perdí a mi esposo”, añadió sin consuelo.
Por su lado, el abogado Alonso Medina Roa, confirmó que su cliente presentaba signos de tortura cuando fue trasladado a los tribunales.
El abogado sostiene que “todas las normas fueron violadas” en el caso del capitán de corbeta. Murió inocente antes de que el tribunal chavista le imputara los cargos de traición a la patria y rebelión militar.
El capitán Acosta integraba la lista de los cuatro militares y dos funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas detenidos el pasado 21 de junio: el general de brigada, Miguel Sisco Mora; coronel, Miguel Castillo Cedeño; coronel, Francisco Torres Escalona; Miguel Ibarreto y José Valladares; comisarios del Cicpc (Cuerpo de Inteligencia Policial y Criminal).
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