Cristiano Ronaldo ha pasado de ser perseguido por la Agencia Tributaria española y condenado a disfrutar de un régimen fiscal paradisiaco en Italia. Desde el 2017 las rentas generadas fuera del país se gravan con una tarifa plana de 100.000 euros, un chollo para el portugués, que ingresa 40 millones en derechos de imagen y contratos de patrocinio de empresas mayoritariamente extranjeras.
Por si fuera poco, el Gobierno italiano ha rizado el rizo con la aprobación hace unas semanas del denominado Decreto de Crecimiento, un conjunto de medidas entre las que figura una importante rebaja fiscal para los clubes que incorporen jugadores extranjeros, y que está en la raíz del fichaje de Matthijs de Ligt por el Juventus .
Con el objetivo de recuperar el prestigio perdido frente a la Premier League, la Liga o la Bundesliga, Italia, donde el Juventus se ha adjudicado los últimos ocho scudettos, juega ahora con mucha ventaja. El nuevo régimen permite que una persona que no haya residido en los dos últimos años en el país y prevea mantener su residencia fiscal allí durante al menos dos años podrá acogerse a tributar sólo por el 30% de sus ingresos durante cinco años.
“¿Qué fue decisivo? El proyecto deportivo, era la mejor opción para su carrera”, explicó Mino Raiola, representante de De Ligt, sobre el fichaje del holandés por el Juventus. El jugador se sometió ayer a la revisión médica en Turín y firmará de forma inminente. El Ajax recibirá 70 millones más otros 5 en incentivos y el defensa se asegura un contrato de cinco años a razón de entre 7,5 y 12 millones netos por temporada en función de su rendimiento.
Aunque Raiola y De Ligt hayan aludido a motivos deportivos, sentimentales, de proyección, etc., la realidad es que el Barcelona no ha podido rivalizar con la competencia fiscal de la Serie A.
Para el Barça un salario neto anual de 12 millones queda gravado con unos 5,6 millones en impuestos, en tanto la vecchia signora pagará poco más de 1,6 millones. Estos 4 millones de diferencia son un factor determinante en el desenlace del caso De Jong. El club catalán no podía igualar las condiciones de su competidor italiano sin exceder los parámetros de su escala salarial por motivos, en este caso, impositivos. Para más inri, en España Hacienda contempla la comisión del representante como retribución en especie, con lo que si Mino Raiola ha percibido 11 millones al Barça le hubiera salido por 15. Añadir, a todo esto, la mencionada tarifa plana para las rentas generadas fuera de Italia.
En estas circunstancia se espera una lluvia de estrellas, en potencia o consolidadas, en el país transalpino. Rabiot y Ramsey ya han llegado a Turín, el Milan sondea la contratación de Modric, el Nápoles se ve con fuerzas de establecer un pulso con el Atlético por James Rodríguez...
“No podemos seguir así si queremos mantener la marca España”, se quejó hace unas semanas el presidente de La Liga, Javier Tebas. A diferencia de Inglaterra, Italia o Francia, en España no existen ventajas fiscales aplicables a los futbolistas desde que en 2014 el Gobierno excluyó a los deportistas de la denominada ley Beckham, que entró en vigor en el 2005 con el objetivo de atraer talento extranjero, lo mismo que pretende ahora Italia para relanzar el calcio. La normativa limitaba al 24% la tributación de los foráneos a la hora de firmar un nuevo contrato.
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