Un centenar de oficiales de custodia partieron por avión el domingo desde Pyongyang, según la prensa vietnamita. En Singapur actuaron con discreción, tanto durante las reuniones propiamente dichas como cuando Kim Jong-un salió por la noche a las calles de la ciudad-estado. Sin embargo, el bajo perfil se perdió en Vietnam, donde sobresalieron al proteger el vehículo del líder supremo.
Ya habían llamado la atención en la cumbre realizada en Corea del Sur, cuando aparecieron corriendo al lado del Mercedes-Benz del dictador. Esta vez, en Hanói, una decena de ellos acompañó a Kim desde su llegada en el tren blindado.
El comando, compuesto por agentes vestidos de traje y con placas personalizadas, flanquean el vehículo cada vez que el líder supremo parte o llega al hotel o a las sedes de la cumbre con Donald Trump.
No cualquiera llega a integrar este ejército personal. Se trata de agentes seleccionados por las Fuerzas Armadas que han cumplido con el servicio militar obligatorio.
Además, deben cumplir una serie de requisitos. Su estatura debe ser similar a la de Kim Jong-un y no contar con ningún tipo de problema de vista.
Además, deben haber demostrado aptitudes en puntería y artes marciales.
Por último, según informa la BBC, los candidatos son sujetos a una investigación sobre su entorno, revisando los antecedentes familiares de las últimas dos generaciones. Incluso, Laura Bicker, corresponsal en Corea del Sur, asegura que también deben ser atractivos físicamente.
Con todos estos filtros, casi solo los integrantes de la elite norcoreana puede acceder al comando, que tras la admisión los somete a un intensivo programa de entrenamiento.
Los fornidos guardaespaldas protagonizaron un tenso episodio el martes, cuando pidieron que se trasladara a los periodistas acreditados por la Casa Blanca, cuyo centro de prensa se encontraba en el mismo hotel donde está hospedado Kim Jong-un.
Reporteros ahí presentes contaron por Twitter que las fuerzas de seguridad prohibieron tomar fotos desde dentro del hotel y que los guardias se echaron encima de aquellos que intentaron grabar la entrada de Kim en el recinto.
Los corresponsales de Casa Blanca acabaron siendo trasladados al pabellón dispuesto a unos 500 metros del hotel para el resto de medios que cubren la cumbre.
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