Ecuador accederá a un préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) por 4.200 millones de dólares y a 6.000 millones más de un grupo de organismos multilaterales —Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entre otros— para sanear sus cuentas públicas. El presidente del país sudamericano, Lenín Moreno, confirmó este miércoles por la noche que las negociaciones de las últimas semanas con el FMI han concluido con un acuerdo que permitirá a la economía ecuatoriana afrontar con más holgura la brecha fiscal, que ha ido agrandándose año tras año. Rompe así, además, con la década de distanciamiento que mantuvo el expresidente Rafael Correa ante el organismo internacional.
Con un tono de celebración, el mandatario latinoamericano compartió en cadena nacional televisada con sus ciudadanos la “gran noticia” del rescate financiero. “Hemos recuperado la confianza y la credibilidad. Por eso, las más importantes organizaciones mundiales han decidido sumarse al camino que estamos construyendo. Han decidido respaldar el Plan de Prosperidad de nuestro Gobierno, por eso vamos a recibir más de 10.000 millones de dólares”, anunció.
Sin dar detalles específicos sobre las condiciones y los tramos de los préstamos, el líder ecuatoriano puso en valor que el nuevo financiamiento tendrá mejores condiciones que la deuda adquirida hasta ahora por su país. Las tasas de interés estarán en el entorno del 5% y el plazo de devolución será de hasta 30 años. El ministro de Finanzas, Richard Martínez, compareció este jueves para ampliar la información sobre el programa crediticio acompañado con representantes de los prestamistas multilaterales. El que fuera líder del gremio empresarial aclaró que no se trata de un crédito stand-by, sino de Servicio Ampliado (IFF, por sus siglas en inglés) que garantiza tener un mayor plazo para aplicar reformar profundas. Del préstamo total, 6.700 millones de dólares son de libre disponibilidad y 3.500 millones de dólares están atados a proyectos de inversión.
“No se trata solo de resolver problemas de orden fiscal sino de aplicar reformas estructurales para transformar la economía hacia un modelo más moderno. Este tipo de acuerdo permite el acompañamiento para que esa transición no afecte a los más pobres”, explicó Martínez. El representante del FMI para América Latina, Alejandro Werner, y la jefa de la misión en Ecuador, Anna Ivannova, precisaron que hay cuatro pilares principales que regirán la ejecución de esas reformas. El primero, impulsar la competitividad y la creación del empleo; el segundo, proteger a los más pobres y vulnerables con aumentos presupuestarios en el gasto social; en tercer lugar, favorecer la sostenibilidad fiscal haciendo más eficiente el sistema fiscal y el triburario y, por último, fortalecer la estabilidad del Banco Central. Además, todo se debe enmarcar en una agenda de transparencia y combate a la corrupción.
No obstante, ninguna de las partes del acuerdo de rescate concretó qué medidas de ajuste deberá aplicar Ecuador a cambio de la ayuda financiera. Como avance, solo se indicó que la llegada de recursos se materializará en los próximos tres años acompañando al proceso de reforma. “La periodicidad del apoyo financiero integral es: 4.600 millones de dólares, en 2019; 3.100 millones de dólares en 2020; y 2.500 millones de dólares en 2021”, apuntó el ministro de Finanzas ecuatoriano. “El acuerdo crediticio garantiza una previsibilidad en el manejo de la caja. En los próximos días, limpiaremos los atrasos del 2018 y regularizaremos los pagos de devolución de IVA para los Gobiernos Autónomos Descentralizados”, añadió.
Se trata de un acuerdo de staff, lo que en la jerga financiera significa que el equipo negociador del Fondo ha encontrado un punto de encuentro con las autoridades ecuatorianas tras las reuniones de las últimas semanas con representantes del Gobierno y del sector privado. Ese contrato inicial está sujeto ahora al visto bueno formal de la cúpula del FMI antes de que se empiecen a desembolsar los 4.200 millones pactados.
Los otros 6.000 millones de dólares apalabrados llegarán del BID, del Banco Mundial, de CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, del Banco Europeo de Inversiones (BEI), del Fondo Latinoamericano de Reservas y de la Agencia Francesa de Desarrollo. La directora general de este último organismo lanzó un mensaje de felicitación minutos después del anuncio presidencial. “Felicidades a Lenín Moreno por estructurar un sólido plan de reformas. Nosotros, desde el Banco Mundial, estamos a la expectativa de desarrollar una relación de colaboración más fuerte y apoyar a Ecuador con sus esfuerzos de ajuste”, agregó la presidenta interina y directora general del Banco Mundial, Kristalina Georgieva.
El ministro ecuatoriano de Finanzas, Richard Martínez, también alabó en primera instancia el acuerdo alcanzado, que definió como un “momento histórico” que abre “las puertas a un futuro mejor para todos”. En la misma línea se pronunció el presidente latinoamericano en su anuncio televisado: “No me interesa el poder, me interesa el bienestar de todos; me interesa el presente y futuro de Ecuador, me interesa el país en el que vivirán nuestros hijos y nietos, el futuro de nuestros mayores. Tu futuro, ecuatoriano. Me interesa, sobremanera, dejarle al próximo gobierno y al país, un mejor Ecuador, que no les pase lo que a mí”.
La difícil situación de las arcas públicas ecuatorianas, golpeadas por el excesivo endeudamiento heredado del Gobierno de Correa, es el factor determinante que ha conducido a Quito a abrir las miras en el universo de prestamistas. Pero el objetivo, según los planes de la nueva dirección económica de tendencia liberal, es acceder a un programa más flexible y barato que no conlleve un ajuste drástico.
Pese al rescate que, previsiblemente, acarreará nuevas medidas de ajuste a las ya adoptadas por Ecuador —como la eliminación de subsidios a los combustibles y el despido de miles de empleados públicos—, Moreno no abandonó su discurso social. “Hemos acordado con Naciones Unidas su apoyo para monitorear que los recursos del Estado se destinen, prioritariamente, a la inversión social”, aclaró. El presidente ecuatoriano apostilló, además, que el dinero que se recibirá de los multilaterales permitirá crear más oportunidades de trabajo, entregar más vivienda social, aumentar el número de policías o pagar a los proveedores del Estado.
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