Suecia empata (0-0) en San Siro y deja a la tetracampeona del mundo sin acudir a Rusia 2018, el primer Mundial que se perderán desde 1958
Siete de las ocho seleccionas campeonas del mundo estarán en Rusia 2018. Sólo faltará Italia, tetracampeona para colmo, que consumó su fracaso en la repesca ante Suecia. A los nórdicos, que sorprendieron (1-0) en la ida, les valió con empatar (0-0) en San Siro. Italia no faltaba a una Copa del Mundo desde 1958, la cita en la que debutó Pelé con 17 años y que se celebró, precisamente, en Suecia. A cuya selección, casi 60 años después, los hombres de Gian Piero Ventura no ha sido capaces de marcar un gol en 180 minutos.
El árbitro, Mateu Lahoz, tuvo su protagonismo desde el comienzo. Primero se le reclamó penalto por una caída de Parolo. Acto seguido, se tragó una mano flagrante de Darmian.
Minutos después, dejó también de señalar otra clara mano, esta vez de Barzagli. Además, amonestó a Forsberg por su visceral protesta.
Italia, sin imaginación, tuvo muchos problemas para crear fútbol. La primera parte se disputó entre el murmullo de San Siro, sin apenas llegadas de Suecia (salvo las de las manos). Italia no se animó hasta poco antes del descanso con dos desmarques de Immobile. En el primero, Olsen le sacó el mano a mano. El segundo acabó con un remate fuera de Parolo. Los 'azzurri' carburaban al fin, y Olsen tuvo que volver a lucirse, esta vez a disparo de Florenzi, tras una gran acción personal.
Aunque sin la fluidez de esos minutos, Italia siguió insistiendo en la segunda parte. Florenzi voló para cazar un centro de Darmian desde el banderín de córner, aunque se le marchó fuera. Poco después, un centro del propio Florenzi fue rechazado por Lustig y acabó en la madera. Suecia daba muestras de nerviosismo, empezando por su portero, que sacó de puños un balón que podía haber agarrado sin problemas.
A menos ya de media hora para el final, Ventura introdujo un doble cambio: Belotti entró por Gabbiadini y El Shaarawy por Darmian, para hacer las veces de extremo por la izquierda. No alteró el técnico su dibujo, pese a que el repliegue sueco invitaba a prescindir de un defensa, ni dio entrada a Insigne, el jugador más talentoso de cuantos tenía en el banquillo (y quizá en todo el equipo). El último cambio, a 15 minutos del final, fue Bernardeschi por Candreva.
A Italia le costaba un mundo llegar, no digamos rematar y menos aún entre los tres palos. A medida que se acercaba el final, sólo la historia estaba de su parte. ¿Cuántas veces hemos visto a la 'Azzurra' ganar un partido al final, sin demasiados méritos? Las tuvieron El Shaarawy y Parolo, que no acertaron cuando Suecia no tenía ya más pretensión que alejar de cualquier modo el balón de su área. Ni siquiera en eso estuvo esta Italia a la altura de su escudo.
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