Elena Paucar
No es tan sencillo como pararse frente a la pizarra. Para dar una clase, los maestros deben elaborar el plan del día, preparar el material didáctico y hacer informes posteriores, si es necesario. Ese proceso se repite materia tras materia, en las seis horas diarias de clases.
Fuera de ese tiempo, en la agenda de los educadores también hay funciones de tipo administrativo. Ellos las denominan matrices, que llenan con datos de estudiantes, padres de familia, planificaciones anuales e informes de actividades escolares, que deben reportar a los distritos, con esquemas y hasta fotografías.
A inicios de junio, el ministro de Educación, Fander Falconí, calificó estos trámites como “carga administrativa”. Dentro de su plan para mejorar la calidad educativa, planteó liberar a los maestros de ese peso para que dediquen más tiempo al acompañamiento pedagógico.
El anuncio ha sido bien recibido por los dos sectores que dividen políticamente a los docentes en el país. Yecenia Limón es coordinadora de la Red de Maestros por la Revolución Educativa, en el Distrito 2 de Guayaquil, y afirma que no hay tiempo suficiente para trabajar en los refuerzos.
Si detectan una debilidad en los alumnos -explica- buscan espacio dentro de la clase para dar la asistencia pedagógica. “El tiempo que se le quita al docente en preparar matrices -opina Limón- puede ser mejor utilizado para que se dedique 100% al desarrollo pedagógico. La parte administrativa la pueden hacer los distritos y las secretarías institucionales.
Con ella coincide Glenda Soriano. La exrepresentante en Guayas de la extinta Unión Nacional de Educadores (UNE), cree que existe “cierta burocracia” en cuanto a la información que piden los distritos.
“A los maestros nos piden una serie de documentos, no sabemos adónde van a parar”. Solicita revisar la carga administrativa y la carga horaria.
Según la Ley Orgánica de Educación Intercultural (LOEI), los maestros deben completar 40 horas semanales. Diariamente tienen asignadas seis horas pedagógicas de labor en el aula (mínimo 40 minutos, desde segundo año de Básica). El tiempo restante, hasta llegar a las ocho horas diarias, puede cumplirse dentro o fuera del establecimiento.
Estas dos horas se dividen así: 65% para gestión individual, es decir, para planificar actividades educativas, revisar tareas, evaluar, elaborar informes, diseñar material pedagógico y asistir a cursos de formación. El otro 35% es para gestión participativa e incluye reuniones con otros maestros, atención a padres, actividades de refuerzo y apoyo educativo.
Pero Soriano asegura que ese horario se extiende. “Trabajamos más de 10 horas al día. En casa hay que revisar tareas, preparar material y actividades, hacer informes. Quienes dan cinco clases diarias deben hacer cinco planificaciones”.
La semana pasada, en Guayaquil, el viceministro de Educación, Álvaro Sáenz, anunció que se realiza un estudio sobre la disminución de las tareas administrativas de los docentes.
No deben llenar muchas matrices ni informes -anotó- solo los necesarios para que puedan poner toda su calidad en el proceso de formación. Y logren tener más interacción con los chicos y chicas.
Con el objetivo de mejorar la gestión en el aula, en septiembre del 2014 el Ministerio de Educación implementó el portal Educar Ecuador. Se trata de una plataforma en línea para la comunidad educativa, que suma 6,8 millones de usuarios entre estudiantes, padres, maestros y directivos.
152 519 profesores de planteles públicos usan el portal para ingresar notas, asistencias, enviar comunicados y revisar su planificación. Pero su uso genera opiniones divididas.
El educador Víctor Escobar marca la lista diaria del salón en su teléfono inteligente Samsung o en su ‘laptop’. “Ya no usamos esas sábanas de papel, porque todo está en el sistema. El portal nos ayuda a reducir el tiempo que antes destinábamos a ciertas tareas”.
Pero otra docente, que pidió la reserva de su nombre, asegura que acceder a Educar Ecuador le resta tiempo. “Y es tiempo de calidad. A veces hay que subir las notas hasta cinco veces, algo que antes lo manejaba Secretaría. Y cuando se abren los cursos de capacitación, solo se puede entrar al sistema en la madrugada”.
Otra es la opinión de Javier Sáenz. El maestro de Matemática cree que la plataforma marca un antes y un después en su trabajo. “Antes usábamos libretillas. Ahora el sistema nos saca los promedios”.
Para Néstor Arriaga, docente de la Escuela Politécnica del Litoral (Espol), el uso de herramientas tecnológicas es esencial para la planificación de clases y puede ayudar a optimizar el tiempo de los maestros. Pero puntualiza que su efectividad dependerá del rápido acceso a Internet y de la capacitación continua.
0 comments:
Publicar un comentario