Era, hasta ayer, un templo futbolero sin profanar donde exclusivamente Liga de Quito daba vueltas olímpicas. Ningún equipo ecuatoriano ni extranjero había levantado un trofeo en el estadio Casa Blanca.
Cuatro coronas nacionales y una internacional celebraron los albos en su escenario, inaugurado en 1997. Y apenas un año después, Liga realizó su primer ritual de campeón al lograr su quinta estrella.
Pero Emelec deshizo ayer esa tradición al obtener su tricampeonato. Con su vuelta olímpica pintó de azul la Casa Blanca, donde futbolistas y cuerpo técnico universitario decidieron no salir a recibir sus medallas de subcampeones.
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