La industria del chocolate, que anualmente mueve unos 100.000 millones de dólares, podría estar en aprietos en los próximos años. La demanda por el producto obtenido de la planta del cacao esta sobrepasando la sostenibilidad misma de los cultivos del Theobroma cacao, semilla que no se adapta fácilmente a cualquier hábitat o suelo. Según datos estimados, la demanda por el chocolate aumenta a un ritmo anual del 2.5 por ciento, y a ese ritmo escaseará en el 2020.
Estos datos fueron arrojados por un estudio que abordó la historia y evolución de esta planta, liderado por James Richardson, profesor de Biología de la Universidad del Rosario. En un informe, reveló que la primera semilla de cacao apareció aproximadamente hace 10 millones de años.
Rastreando la aparición de esta semilla, Richardson lanzó un aliciente para los amantes del chocolate, debido a la diversidad genética que presenta, y el aprovechamiento que se podría hacer de sus diversas especies, lo que le podría dar un viraje a la industria del chocolate y espantar la idea de una escasez en el futuro.
“El grupo (semillas de cacao) ha tenido mayor tiempo del que se pensaba para evolucionar y, por lo tanto, no deberíamos estar sorprendidos por toda su diversidad genética. Esta característica redunda en mayor resistencia ante plagas, ante el cambio climático e incluso podrían derivar en especies con nuevos sabores de chocolate”, afirma el investigador.
Especialmente para poblaciones de plantas de Theobroma cacao nativas de Suramérica y su zona Andina, la noticia de su temprana aparición es positiva, pues coincide con el inicio de la formación de la Cordillera de los Andes, diez millones de años atrás, lo que permite explicar los nacimientos de la planta a lado y lado de las laderas de la cadenas montañosas, y la posibilidad de que exista mucha más diversidad, complementa Richardson.
Hoy, del género Theobroma se conocen 22 especies, la mitad de ellas son nativas colombianas, y gracias al conocimiento de la edad del árbol se espera encontrar mucha más diversidad dentro de las especies, por lo que para Richardson es muy probable que el futuro de la industria chocolatera se encuentre en Sur América, especialmente en Colombia. Asimismo, no solo se trata de ayudar a este sector económico, sino de destacar la importancia de los estudios en historia y evolución de plantas tropicales para llamar la atención sobre la importancia de mantener los ecosistemas de las especies económicamente importantes, tanto como el de las ecológicamente relevantes.
En la gestión ambiental sostenible de los árboles silvestres de cacao está el futuro de una industria que sigue creciendo, y que tendrá dificultades para abastecer la demanda si no se cuenta con los suficientes estudios sobre la historia evolutiva de los grupos nativos, concluye Richardson.
En la Investigación también participaron expertos del Royal Botanic Garden Edinburgh, University of Miami, National Clonal Germplasm Repository y de la Universidad de los Andes.
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