Ciudad de México. Hasta 60 por ciento de los pacientes que han estado enfermos de Covid-19 presentan secuelas posteriores, donde se han identificado problemas musculares y en articulaciones, tos persistente, distracción mental, depresión, pérdida de olfato y trastornos del gusto, así como complicaciones para tener un sueño reparador.
Alejandro Macías Hernández, miembro de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia del Coronavirus de la UNAM, señaló que hasta ahora no existe propiamente una prueba de laboratorio para diagnosticar estos síntomas posteriores al Covid-19, por lo que se deben identificar por el cuadro clínico.
Tales síntomas pueden presentarse en aquellas personas que no se vieron graves o incluso que fueron diagnosticadas como asintomáticas, señaló el también médico internista e infectólogo.
Jorge Baruch Díaz Ramírez, académico de la Facultad de Medicina y portavoz de la comisión de expertos de la UNAM, explicó que las situaciones adversas, luego de aplicarse la primera de dos dosis de la vacuna de Pzifer, pueden presentarse en 3.8 por ciento de los vacunados, principalmente con efectos como la fatiga y dolor de cabeza, cuya intensidad disminuye en el grupo de adultos mayores.
Pero el biológico tiene una efectividad de 95 por ciento para prevenir casos de Covid-19 y una seguridad superior. Además, recordó que la fase cuatro en el desarrollo de una vacuna comienza precisamente con la distribución y aplicación masiva, y consiste en que las personas que han sido inmunizadas reporten los eventos adversos que se presentan dentro de los 28 días posteriores a la inoculación, a fin de continuar con la investigación.
Ambos expertos coincidieron en que si bien ya inició la etapa de vacunación, todavía resta un largo camino por recorrer mientras la mayoría de la población accede a la inmunización; llamaron a mantener medidas preventivas como la sana distancia, uso de cubrebocas, disminución de interacción social, las cuales han demostrado ser efectivas para controlar la pandemia.
Macías Hernández explicó que se ha identificado que en una alta proporción de los pacientes el virus que provoca la enfermedad entra al sistema nervioso central por el nervio olfatorio y lo infecta, causando problemas como la hipoxemia feliz o silenciosa, situación que viven personas infectadas con niveles extraordinariamente bajos de oxígeno en la sangre pero que no se dan cuenta de ello, pues pueden llevar a cabo sus actividades casi de manera normal.
Por ello, recomendó el uso en casa de un oxímetro, pues la gente que se pone grave, frecuentemente no se da cuenta porque no siente que le falte el aire, puede tener una neumonía y sin embargo no lo siente, el valor de oxigenación normal es generalmente arriba de 92, dependiendo de la altura sobre el nivel del mar, refirió el investigador.
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