La empresa estatal petrolera venezolana que en el año 1994 era considerada la segunda más grande del mundo después de la saudí Aramco, hoy no tiene ni la capacidad de cubrir la demanda interna del país.
Uno de los motivos del declive de esta gigante ha sido la disminución en la producción, causada principalmente porque empresas contratistas han dejado de licitar proyectos con la compañía por falta de pago.
Además, los trabajadores denuncian que en muchos casos no cuentan con los equipos de protección necesarios, ni con la capacidad técnica mínima para desarrollar las labores, además en ocasiones no tienen ni transporte para poder llegar a las áreas de trabajo, lo que está generando que la tasa de ausentismo de los empleados sea cada vez mayor.
El descuido de la infraestructura petrolera es generalizado, y la falta de equipos, repuestos especializados y materiales son el pan de cada día, además los empleados de la compañía viven bajo un miedo permanente, ya que más de un centenar de gerentes han sido encarcelados por el régimen de Maduro, lo que ha causado una fuga generalizada de ingenieros que han emigrado para prestar sus servicios en otras latitudes.
La corrupción también ha hecho lo suyo, y el propio fiscal General Tarek William Saab ha reconocido que por culpa de esta, la pretrolera estatal ha perdido más de US$15.000 millones.
Como resultado, hoy Venezuela tan solo produce 1 millón de barriles diarios, luego de que en 1999 la producción superaba los 3 millones. A este panorama se le suman problemas externos, como los US$7.000 millones de activos que se encuentran congelados por el gobierno Norteamericano, entre los que se encuentra la empresa Citgo.
Citgo es considerado el activo más importante de la compañía, pues aparte de poseer más de 6.000 estaciones de servicio, sus refinerías en Texas, Luisiana e Illinois, tienen la capacidad de procesar 749.000 barriles de petróleo al día, que generan ingresos anuales cercanos a los US$35.000 millones, tan solo US$10.000 millones menos que la operación total de PDVSA en un año.
Otro de los factores que ha golpeado las finanzas de PDVSA, es que sobre esta compañía recae la financiación del 96% del presupuesto nacional, y además ha tenido que hacerse cargo del déficit fiscal, el cual es cercano al 20% del PIB. Las responsabilidades de la empresa no paran ahí, pues más de la mitad de la producción de la compañía, pasa automáticamente a amortiguar la deuda que tiene el gobierno de maduro con China y Rusia.
Todas estas eventualidades han causado que la compañía haya tenido pérdidas por más de US$11.000 millones de dólares, y el panorama es desalentador, ya que los cortes de energía de los últimos días han generado aún más pérdidas en la producción que aún no han sido cuantificadas.
Según los expertos, la producción en los próximos años podría descender hasta los 600.000 barriles de petróleo diarios, lo que significaría un punto de presión importante para el régimen de maduro, ya que cada vez contará con menos recursos para seguir apalancando el funcionamiento del país.
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