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domingo, 3 de junio de 2018

El show de la libertad en Venezuela


"¡Gritemos con brío, muera la opresión; compatriotas fieles, la fuerza es la unión!". El atrevimiento de Raúl Emilio Baduel, al gritar una estrofa del himno venezolano, le está costando horas de libertad. Su familia, que le espera durante todo el día en las afueras de la prisión, teme que una nueva medida arbitraria impida el reencuentro con su hermano, pese a que ya fue emitida hace 24 horas la boleta de excarcelación inmediata. Aseguran que "órdenes superiores" la han frenado.

El hijo de general Raúl Isaías Baduel, pieza clave del chavismo hasta que se deslindó del autoritarismo de su compadre

Hugo Chávez

, mantuvo una mirada firme, casi retadora, durante la arenga que
Delcy Rodríguez

dirigió el sábado a la
segunda tanda de presos políticos

. Rodeado de sus compañeros de lucha, con la ropa que le llevó su familia ("en desafío les pedí mi mejor pinta para entrar digno a la Casa Amarilla") porque durante cuatro años en prisión ha vestido uniforme carcelario, el joven rebelde esperó el mejor momento para encararse con la presidenta de la Asamblea Nacional Constituyente.
Horas antes, "en los momentos cruciales donde por fin se romperán las cadenas que aniquilan la existencia cotidiana a nosotros presos políticos", Baduel escribió una carta para su familia, en la que añora una Venezuela "donde seamos ciudadanos más que un vago y vacío pueblo, una nación y una república más que una inconsistente patria".

Harto de escuchar las justificaciones de los poderes revolucionarios, que en las arengas obligadas del viernes y el sábado les acusaron de crímenes no cometidos e inventados para olvidar la represión revolucionaria de 2014 y 2017, Baduel Jr incluso se negó a darle la mano a Rodríguez, en un acto que se retransmitía a ratos en los canales del chavismo.

En su voluntad, no solo el recuerdo de cuatro años apresado en condiciones terribles por participar en una protesta pacífica junto a su amigo Alexander Tirado, quien portaba un altavoz; también los 9 años que su padre permanece en prisión, los últimos meses incomunicado acusado de rebelión militar.

Hasta el momento, el show de la libertad montado por la revolución ha otorgado la excarcelación de 36 presos políticos, según el Foro Penal, pese a que el gobierno asegura que son 79. Cifras manipuladas, ya que incluso fueron incluidos 16 chavistas radicales que participaron en una golpiza contra un diputado opositor. A la salida de la cárcel tras solo dos meses, no dudaron en reconocer que son "colectivos" (paramilitares revolucionarios).

Entre los liberados por la campaña presidencial del "diálogo, perdón y reconciliación" sí figuran tres diputados opositores, un ex alcalde, tres menores de edad, dos activistas de Amnistía Internacional, varios dirigentes políticos, dos chóferes de políticos y jóvenes, cuyo único delito fue luchar por su país.

"Los presos políticos excarcelados nada tienen que agradecer a la dictadura que los detuvo arbitrariamente, maltrató y causó graves daños. Los responsables de haberles violado los derechos humanos deben ser investigados y sancionados. Los presos y familias, indemnizados", resumió Provea, prestigiosa ong de derechos humanos.

Una libertad a medias, ya que "tienen que presentarse en tribunales, enfrentar prohibiciones como hablar con medios o salir del país (también usar redes sociales) y siguen con procesos penales abiertos. Pueden volver a la cárcel en cualquier momento", precisa la ONG Proiuris, quien también recuerda el efecto "puerta giratoria": mientras el gobierno libera a unos pocos, otros son encarcelados.

Y todo ello con 315 prisioneros políticos esperando su libertad, según el último balance del Foro Penal. Durante el show de las 79 supuestas liberaciones "se ha excarcelado a personas que ya no estaban presas, se ha mezclado a presos políticos con comunes y se ha inflado artificialmente el número", sostiene Gonzalo Himiob, director del Foro Penal.

"Me dejaron un año solo, me querían matar. Pasé hambre y pasé sed por el país, pero aquí estamos", protestó este domingo, nada más abandonar su celda, con las fuerzas que le quedan, el diputado Gilber Caro, detenido en enero de 2017 durante la primera operación del Comando Antigolpe, dirigido por el vicepresidente Tareck El Aissami. Caro fue exhibido como trofeo del chavismo durante sus 17 meses de una reclusión que nunca se debió producir, ya que además de su inocencia posee inmunidad parlamentaria como cualquier otro diputado.

El parlamentario regional Wilmer Azuaje, cuya foto encadenado a una reja dio la vuelta al mundo, también fue recogido por su familia y amigos a la puerta de la prisión. Azuaje, antiguo dirigente chavista, se hizo famoso al denunciar la corrupción de la familia Chávez en Barinas, la cuna de la revolución.
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Autor: Nelson Soria. Con la tecnología de Blogger.

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