El Gobierno de EE.UU. acusó al Tribunal Supremo Electoral de Bolivia
de un "intento de subvertir la democracia" en el país y rechazó la
violencia que se está registrando tras las elecciones presidenciales, en
las que la oposición acusa al oficialismo de fraude electoral.
En
una declaración difundida por el subsecretario de Estado para el
Hemisferio Occidental, Michael G. Kozak, este lunes por la noche,
Washington avisó que trabajará con la "comunidad internacional" contra
"cualquiera que menoscabe las instituciones democráticas de Bolivia".
Las
autoridades electorales bolivianas anunciaron este lunes los resultados
preliminares no oficiales de las elecciones del pasado domingo que da
al presidente, Evo Morales (izquierda), la victoria, por unas décimas,
en primera vuelta sobre el opositor y exvicepresidente Carlos Mesa
(derecha).
Este pronunciamiento llega en medio de protestas en
Bolivia por parte de opositores a Morales, al que acusan de promover un
fraude electoral.
"EE.UU. rechaza los intentos del Tribunal
Supremo Electoral de subvertir la democracia de Bolivia al retrasar el
conteo de votos y tomar medidas que socavan la credibilidad de las
elecciones bolivianas", dijo Kozak en Twitter.
"Hacemos un llamado
al Tribunal Supremo Electoral para que actúe de inmediato para
restaurar la credibilidad en el proceso de recuento de votos", añadió.
Asimismo, el subsecretario aseguró que Estados Unidos rechaza
"cualquier intento de iniciar la violencia" y pidió "a todas las partes
que resuelvan la situación por medios pacíficos".
Los
resultados preliminares otorgan a Morales el 46,85% de los votos frente
al 36,74% de Mesa, con solo una ventaja de once décimas para proclamarle
vencedor en primera vuelta, ya que el sistema electoral en Bolivia da
la victoria al candidato que con más del 40 %supere por diez puntos al
segundo.
El recuento oficial, con un margen más estrecho entre los
dos contendientes, prosigue en un céntrico hotel de La Paz en medio de
protestas dentro de la sala y en el exterior, donde han actuado
antidisturbios de la Policía.
Por su parte, el ministro boliviano
de Gobierno (Interior), Carlos Romero, acusó a Mesa de instigar las
movilizaciones para llevar al país "a un estado de confrontación".
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