WASHINGTON (AP) — La economía de Estados Unidos está varada en un lugar raro, doloroso y confuso.
El crecimiento parece estar trastabillando, las ventas de viviendas se están desplomando y los economistas advierten de la posibilidad de una recesión. Sin embargo, los consumidores siguen gastando, los negocios siguen generando ganancias y la economía sigue añadiendo centenares de miles de empleos cada mes.
En medio de todo ello, los precios se han disparado a los niveles más altos en cuatro decenios y la Reserva Federal trata desesperadamente de enfriar las llamas de la inflación elevando las tasas de interés. Eso está encareciendo los préstamos para los hogares y los negocios.
La Fed espera conseguir el triple eje de cualquier banco central: Desacelerar la economía lo suficiente para frenar la inflación sin causar una recesión. Muchos economistas dudan que sea factible conseguir lo que se conoce como un aterrizaje suave.
El repunte de la inflación es más a menudo un efecto secundario de una economía en auge, no del actual crecimiento moderado. El momento económico actual trae recuerdos oscuros de la década de 1970, cuando una inflación imparable coexistió en una mezcla tóxica con un crecimiento lento. Se acuñó entonces el término estanflación.
Estados Unidos no ha llegado a ese punto aún. Aunque el crecimiento parece estar titubeando, el mercado laboral sigue siendo fuerte. Y los consumidores, cuyos gastos representan casi 70% de la economía, siguen gastando, aunque a un ritmo más lento.
Así que la Fed y sus expertos están varados en un territorio inexplorado. No hay experiencias previas que permitan analizar el daño económico de una pandemia global. Los resultados hasta ahora han sido aleccionadores. Los expertos no anticiparon la vertiginosa recuperación de la economía de la recesión de 2020, ni la desaforada inflación que desató.
Incluso luego de que la inflación se aceleró en la primavera del año pasado, el director de la Fed Jerome Powell y muchos de otros restaron importancia al aumento de los precios, diciendo que era meramente una consecuencia “transitoria” de los problemas de suministros.
Pero no se esfumó.
Ahora el banco central está a la zaga. Ha elevado tres veces su tasa de referencia a corto plazo desde marzo. El mes pasado, la Fed aumentó la tasa en tres cuartos de punto porcentual, su mayor alza desde 1994. Se espera que su comité de políticas anuncie un alza similar el miércoles.
Los economistas temen ahora que la Fed, tras haber subestimado la inflación, reaccionará exageradamente y elevará las tasas aún más, poniendo en peligro el crecimiento. Le han advertido al banco central que no eleve las tasas demasiado enérgicamente.
“No creemos que sea necesario usar un mazo”, expresó esta semana Ian Stephenson, principal economista de Pantheon Macroeconomics.
Sobre la base del producto interno bruto, la economía del país se ha visto sin dudas enclenque en lo que va de año. Y el alza de las tasas de interés amenaza con empeorar las cosas.
“Una recesión es muy probable”, opinó Vincent Reinhart, execonomista de la Reserva Federal y que ahora es el economista principal en la firma Dreyfus and Mellon.
Tras crecer 5,7% el año pasado —el mayor nivel en 37 años—, la economía se contrajo a una tasa anual de 1,6% de enero a marzo. Los economistas sondeados por FactSet calculan el crecimiento anual entre abril y junio en apenas 0,95%. El gobierno emitirá su cálculo inicial el jueves.
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